había que aprovechar bien este bonito domingo del 16 de agosto, y emprendimos una pequeña excursión al pueblo medieval de Guimerá.
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Guimerá |
Como llegamos a la hora de comer, aparcamos en el parking de tierra en la misma carretera del pueblo, y el primer restaurante que vemos, una casona de la época, nos parece un buen lugar para probar la gastronomía de la zona. Se trata del Hostal Sant Jordi (C/ Vallfogona, nº2), y no nos defraudó en absoluto!
Es un restaurante familiar, con una sala de comedor muy espaciosa, con paredes de piedra y techos de vigas de madera, como si estuviéramos en la misma época.
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Hostal Restaurante Sant Jordi, Guimerá |
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Comedor Hostal Sant Jordi, Guimerá |
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Hostal Sant Jordi, Guimerá |
En principio, anuncian fuera carta, y tapas, pero nos dieron la carta y tampoco nos apetecían las tapas en esta ocasión. Así que nos decidimos por compartir un timbal de escalivada de primero, y sin esperar mucho, nos traen un plato grande con un timbal de buena ración para dos, con ensalada muy fresca regada de salsa romesco estupenda. ¡Todo riquísimo!
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Timbal de escalivada, Hostal Sant Jordi, Guimerá |
De segundo, elegimos el pollo a la brasa al roquefort, con una salsa muy suave, pero con falta de guarnición ya que sólo lo acompaña una tostadita de pan debajo. Y la cola de buey con salsa de chocolate y arroz blanco, está muy buena también.
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Pollo al Roquefort, Hostal Sant Jordi, Guimerá |
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Cola de Buey, Hostal Sant Jordi, Guimerá |
De postre, nos decantamos por el tiramisú y el helado de verdura y cítricos. Muy buenos los dos.
Con un vermut de la casa, dos aguas, un café con hielo, y el pan cobrado a parte, nos sale la cuenta para dos personas por 50€. Es un precio muy correcto teniendo en cuenta la calidad de los platos, un buen servicio y rápido, en un entorno muy agradable.
Así que si queréis disfrutar de una buena comida en Guimerá, no dudéis en acudir al Hostal Sant Jordi (Eso sí, carta sólo en catalán, pero responden en Castellano sin problemas).
Y satisfechos por una buena comida, empezamos nuestro paseo por las bonitas calles de piedra empinadas de Guimerá. Subimos hasta la iglesia y los restos del castillo, y desde el mirador de la única torre que queda en pie, podemos apreciar las vistas.
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Guimerá |
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Guimerá |
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Guimerá |
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Guimerá |
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Guimerá |
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Vista desde la torre del castillo de Guimerá |
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Vista desde el castillo de Guimerá |
La visita acabada, decidimos aventurarnos por la carretera secundaria, y después de un rato atravesando pequeños pueblos, nos dirigimos hacia Tárrega.
Lo primero que nos sorprende es que por ser un fin de semana de fiesta, aquí parece que todo el mundo ha huido, lo encontramos todo cerrado y las calles y plazas bastante desiertas.
Damos un paseo y nos apetece un buen helado en la Jijonenca, el único local abierto por lo visto y que aprovecha bien la jornada. Nos atienden con mucha simpatía, y saboreamos nuestro pequeño capricho del momento.
Y a seguir nuestro paseo. Nos encontramos con la iglesia de Santa María del Alba, y ya que está abierta, decidimos visitarla. Y nos quedamos sorprendidos de la belleza de sus pinturas murales al fresco de Josep Minguell quién empezó la obra en 2004. Los alumbramos con una pequeña "donación", y quedamos impresionados de la singularidad de este templo. También podemos apreciar el bonito altar y demás capillas, así como la figura de la Virgen de Montserrat.
Muchas veces, no nos decidimos a entrar en una iglesia por haber visto tantas y muy parecidas, pero esta vez, nos alegramos de descubrir un monumento tan diferente, con arte de nuestra época que lo embellece sin duda.
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Iglesia de Santa María del Alba, Tárrega |
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Iglesia de Santa María del Alba, Tárrega |
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Iglesia de Santa María del Alba, Tárrega |
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Iglesia de Santa María del Alba, Tárrega |
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Iglesia de Santa María del Alba, Tárrega |
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Iglesia de Santa María del Alba, Tárrega |
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Iglesia de Santa María del Alba, Tárrega |
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Pinturas al fresco techumbre de la Iglesia de Santa María del Alba, Tárrega |
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Tárrega |
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Ayuntamiento de Tárrega |
Y aquí acabamos nuestras visitas de este bonito día. Espero que os pueda dar una idea para una excursión agradable por el interior de Cataluña.