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martes, 21 de octubre de 2014

Un bonito domingo por el Baix Camp y Priorat: Prades y Siurana

Hoy recuerdo con nostalgia el buen domingo que acabo de pasar por el interior de Tarragona!
Para celebrar lo que sería sin duda el último domingo de otoño tan bueno, nos fuimos de excursión a Prades, la llamada "Villa roja" por sus construcciones de piedra roja que le dan un color especial a todo el centro histórico.

Nos adentramos por el parque natural de la provincia de Tarragona,  y disfrutamos del paisaje mientras recorremos la ruta sinuosa hasta Prades. Nos sorprende la cantidad de coches aparcados por los laterales, y es que sin saberlo, hemos venido el día de la fiesta de la seta! y es fiesta mayor en Prades. Así que lo que iba a ser un día de excursión tranquilo se convierte en una odisea para encontrar un restaurante con una mesa libre.
Puerta de Prades

Llegados a Prades, decidimos entonces comer primero y luego disfrutar del paseo. Damos una vuelta de reconocimiento de menús y cartas propuestos por los diferentes locales, y nos decidimos por el primero que vimos a la entrada del pueblo, "El Racó d'en Manelic". El menú anunciado en la entrada por 18€ parecía variado aunque con muchos platos con suplementos, así que sabíamos que el precio se iba a disparar un poco, aunque viendo comparando con los demás restaurantes del sitio, ninguno se hacía competencia en cuanto a precios. Por un lugar tan remoto, nos pareció bastante caro, pero sin llegar a sorprendernos demasiado, esto es Cataluña!

De primeras, el camino de entrada de dicho restaurant parecía muy descuidado con plantas y malas hierbas invadiendo el camino. Cuando abrimos la puerta del local, un olor a humedad nos invadió, parecía que las setas se criaban ahí en vez del bosque!
Una señorita nos atiende detrás de un mostrador, y vemos que el restaurante está aún vacío. Le preguntamos si podemos tener mesa para dos, y nos pregunta "para comer ahora?". Vaya preguntita! Le digo "bueno es hora de comer, no?". Y me contesta que sí pero que aún están montando las mesas! O sea que son las 13h40 y aún no han terminado de montar el comedor! Por ,o visto la fiesta se alargó para todos.
Llama a la compañera que está haciendo montando las mesas a su ritmo, y ésta con una cara de pocos amigos nos dice que está todo bastante completo, pero como pretendiendo que nos está haciendo un favor, nos dice que volvamos dentro de un cuarto de hora, pero rapidito.
¡¿Hé?! Le digo que cómo rápido?! Que si no es posible, que nos lo diga y nos vamos a otro sitio! Y nos dice que no, que si venimos a las dos en punto, vale. Dejamos el nombre pero con la intención de no volver y que se apañaran ellos con su mesa!
Nos hicieron sentir como unos intrusos muy poco oportunos que se colaban en la fiesta del pueblo! Me parece indignante ese trato tan poco profesional e intolerable por parte de un establecimiento de restauración el que igual no se han dado cuenta aún, pero los que les hacemos un favor dejando nuestro dinero en su local, somos los clientes! y si nos tratan mal, pueden estar seguros que haremos correr la voz! Pero que cuenten con los habitantes de su pueblo para sobrevivir!

En fin, que después de esta desagradable experiencia, nos dirigimos a probar suerte en otro sitio: el "Nen de Prades", el local igual de vacío, preguntamos y nos atienden con mucha amabilidad y una sonrisa lamentando no poder darnos una mesa porque está todo reservado. Bueno, lo entendemos, no era tan difícil mostrarse amable. Nos invitan a coger una tarjeta para reservar si algún día volvemos por ahí.
No miré si era fiesta del pueblo o no ese día, así que mea culpa por mi parte, pero creo que lo bonito del turismo es también ir un poco de aventura a ver qué te vas a encontrar y tener la posibilidad de elegir en el mismo sitio el restaurante más acorde con tus gustos y posibilidades.

Pues nada, están las terrazas llenas de gente tomando aperitivo, y por fin intentamos en otro local ubicado en la Plaza Mayor debajo de los arcos, "Restaurant l'Estanc". Nos esperamos un precio elevado como los que han desfilado ante nuestros ojos por las calles del pueblo. Pero queremos probar la gastronomía ya que forma parte del placer de la excursión. Aunque por lo visto, otra vez habrá que preveer bocadillos!
Otra vez nos sentimos un poco violentos por no tener mesa reservada y las miradas de reproche, pero nos dicen de esperar a ver si hay mesa para dos. ¿Qué pasa, qué no están acostumbrados a recibir turistas de fuera?
Y esperar es lo que hacemos durante 20 minutos sin que nadie nos diga nada, sino que "lo están mirando". ¿Qué hay que mirar exactamente? Se puede o no?
Bueno por fin nos dan la mesa, y bajamos al nivel inferior. La verdad que el local es acogedor y típico, con un ambiente agradable, entre piedras y luz tenue de una lamparita en cada mesa.

No hay menú sino alguna sugerencia y carta con precios elevados por supuesto. Agradecemos que nos hablen en castellano y que la carta también tenga traducción. Nos decidimos por compartir de primero una ensalada de queso de cabra, bastante buena con mezcla de frutos secos, pero el azúcar del queso no se ha caramelizado por completo y tenemos que apartar todo lo que queda debajo.
De segundo, probamos el cordero, y la llonganisa de Prades. Está bueno todo, y el servicio rápido.
Restaurant l'Estanc, Prades (bajo los arcos de la Pza mayor)

Ensalada de queso de cabra, Restaurant l'Estanc, Prades

llonganisa de Prades, Restaurant l'Estanc

Cordero, Restaurant l'Estanc, Prades

El postre consiste en varias propuestas más acordes con un local de menus diarios que un restaurante de categoría como pretende serlo éste. Y viendo que el flan de huevo sólo sale por 4,80€, nos decidimos por compartir un pijama (7,80e) que lo lleva todo: helado, melocotones y piña en almibar, flan y a rellenar el plato con nata montada! Bueno, nada del otro mundo.
Pijama, Restaurant l'Estanc, Prades
Pero cuando llega la cuenta, habiendo pedido sólo agua, una clara y un café de bebidas, nos encontramos con que los precios de cada plato se ven incrementados por unos números debajo que no sabemos a qué se corresponde, aún a sabiendas que el iva no estaba incluido. Habiendo compartido el entrante y el postre, nos sale todo por casi 60€ !! Vamos que ni en un buen restaurante costero nos saldría esto! Nos pareció un robo ni más ni menos. Pero como no queríamos quedarnos con mal sabor de boca, preferimos dejarlo estar, total no volveremos en mucho tiempo, y por fin disfrutar tranquilos de nuestro merecido paseo por Prades, sin toda la muchedumbre de la fiesta del día que estaba en estos momentos comiendo.
De verdad que no entiendo que en estos lugares dónde te pierdes una vez por conocer y descubrir lo que pueden ofrecerte, nos encontremos con gente arisca, precios más caros que en la propia costa, y gente demasiado suya. Sin contar que todo estaba plastificado de amarillo, suponemos que era parte de la reivindicación política del momento, pero toda una decepción para tomar las fotos apropiadas del lugar.
Iglesia de Prades

Plaza Mayor de Prades

lateral iglesia de Prades

Prades

Entrada Prades

Prades

Restos Castillo de Prades

Bueno, el paseo con el calorcito nos fue muy bien. Nos dejamos perder por las pocas calles del centro, alguna foto de recuerdo, y reempredemos la ruta con destino a Siurana, en el Priorat.
La carretera sinuosa y estrecha no impide que el espectáculo que se muestra ante nosotros aparezca impresionante a cada vuelta de curva. Se suceden muros verticales, impresionantes macizos que parecen observarnos impasivos, y un trío de colores intensos entre el verde de la vegetación, el rojo tierra y el blanco cálizo de la montaña. Y al final del camino nos espera este precioso pueblo medieval descrito como uno de los rincones con más encanto y belleza de la provincia.
Vista desde Siurana

Nos sorprende que haya un hotel y un cámping en aquel lugar tan remoto, pero la paz debe de ser envidiable lejos del bullicio de la costa, aunque cuando más nos acercamos, vemos que de tranquilo no tiene mucho el pueblecito, hay muchísimos vehículos aparcados. ¿Será por este día de octubre tan caluroso?
Dejamos el coche en el parking de tierra arriba. Y empezamos a deleitarnos con las vistas únicas que ofrece el lugar. Los árabes no podían haber encontrado mejor enclave para su castillo. De ahí que fuera el último reducto de la reconquista en Cataluña.
Ya nos adentramos en el pueblo de Siurana. No nos esperábamos que estuviera tan bien conservado ya que al leer informaciones por internet, decían que se trataba de un pueblo medio abandonado, así que no sabíamos si íbamos a encontrarnos con edificios ruinosos. Y la sorpresa fue muy grata, el conjunto está conservado en su estado máximo. Suponemos que en los meses de invierno más fríos, no reside demasiada gente por el lugar, pero el resto del año parece que está bastante animado. Además, tiene bar, restaurante, hotel, casa rural.

Las vistas desde cualquier rincón del lugar es de lo más espectacular, para los fotógrafos, aunque aficionados como yo, la cámara no deja de funcionar. El sentimiento de paz y de hermosura de la naturaleza es incomparable con ningún otro sitio. Realmente, vale la pena acercarse hasta este rincón tan único y que ofrece tanto al visitante que sabe apreciarlo.
Bar, Siurana

Pueblo de Siurana

calle de Siurana

Ruinas del castillo de Siurana
Vista del pantano de Siurana

Siurana

Vista desde Siurana

Pantano de Siurana

Sólo rompe esta experiencia casi religiosa algún que otro turista poco merecedor de la belleza de tal lugar, pero aunque las ganas no faltan, y hay muy poca seguridad por no decir ninguna en cuanto a vallado del acantilado, no podemos arriesgarnos a hacer que tropiece nadie y se caiga! Bueno sólo era un pequeño arrebato del asesino interior que llevamos dentro, je je.

Seguimos el paseo por este lugar encantado, admiramos la vista sobre el Río Siurana y su pantano. No dejamos de buscar la huella de la herradura del caballo de la Reina mora Abdelazía, hija del Señor de Siurana. Cuenta la leyenda que antes de rendirse a los cristianos, prefirió lanzarse desde un risco montada en su caballo. De ahí la marca de herradura que provocó su caballo en la roca, en un intento fallido de frenar tan obstinado deseo. Y de ahí que el principal mirador de Siurana se llame "el Salt de la Reina Mora".

Río Siurana

Iglesia de Siurana


Iglesia de Siurana

Vista desde Siurana

Nos gustaría poder quedarnos más tiempo disfrutando del panorama, pero nos esperan dos horas de regreso, así que tenemos que desistir de ver la puesta de sol como muchos vienen a ver, aunque no creo que sea la mejor época del año, ya que el atardecer no ofrece las mismas tonalidades de colores en otoño que en los días largos de verano. Y no quiere ni imaginar la cantidad de gente que habrá entonces.
Y cuando bajamos hasta el pantano para admirar la cima sobre la cual se alza Siurana, nos damos cuenta de que, en efecto, hay algo de bruma y el sol desaparece tímidamente.
Presa de Siurana

Vista de Siurana desde el pantano
Vista de Siurana desde el pantano
Nos vamos del lugar con una alegría y una satisfacción de un día de excursión precioso! Las anécdotas del día enriquecen la experiencia, y nos sentimos afortunados de haber podido contemplar tan maravilloso lugar! Ojalá el hombre no lo desgaste y sepa respetarlo como se merece.



martes, 7 de octubre de 2014

De excursión por las Terres de l'Ebre: Miravet y Benifallet


Ya he cumplido un año más! y por la ocasión, vamos a disfrutar de un bonito día de excursión por el interior de la provincia de Tarragona, dónde se encuentra la comarca de la Ribera d'Ebre. Y más concretamente, visitaremos el pueblo de Miravet, en el que tuvo lugar la famosa Batalla del Ebro, situado en medio de un pequeño valle rodeado de increíbles paisajes, con su frondoso bosque de ribera, y las sierras de Cardó al fondo, y predominando sobre la cima de su colina, su imponente Castillo andalusí árabe reconvertido en fortaleza-monasterio por los templarios, tras su reconquista en 1153, y es el segundo castillo románico más importante en España después de Loarre.

Después de hora y media de camino, tomando la dirección de Mora d'Ebre, llegamos a Miravet. Y nos encontramos con que es la fiesta del pueblo. Hay romería de caballos preciosos. Y decidimos aparcar en la cooperativa agrícola en la entrada del pueblo para evitar hacer cola con el coche detrás de los animales. En la misma entrada del pueblo, está ubicado el Restaurant Pizzo, aunque sólo está la señal enorme de "Restaurante" que confunde un poco. Luego os hablaré de dicho establecimiento ya que lo elegimos para comer por los buenos comentarios de Tripadvisor.

Nos adentramos a pie por el pueblo de Miravet con los caballos pasando a nuestro lado, que a mi siempre me da mucho respeto. Y llegamos a Lo Racó del Temple, la oficina de turismo. Pensando en que podríamos hacer visita guiada, resulta que por lo visto al ser día de fiesta, no se hacía, o había que concertarla. La verdad que viniendo de algo lejos sin saber lo que te vas a encontrar ni a la hora exacta que vas a llegar, no piensas en reservar antes. En fin, nos atiende un señor muy amable, nos da un mini plano, y nos dice que tenemos tiempo de visitar el castillo que cierra a la 13h30.

Nos encaminamos hacia el monumento, y tenemos que subir por un camino casi impracticable en la colina, empinado y lleno de piedras, para nada habilitado para favorecer el turismo. También se puede acceder en coche por ruta asfaltada, pero como habíamos aparcado a la entrada del pueblo por el tema del desfile de caballos, no íbamos ahora a dar la vuelta.
Pues allá vamos, con poca destreza y echando de menos a los burros de las islas griegas que para estos caminos, son campeones! El sol aprieta hoy, y llegamos un poco acalorados después de 10 minutos largos de subida, pero sin accidente alguno.
Dos entradas al castillo nos cuestan 7€. Y recorremos los vestigios del castillo con las explicaciones del folleto y nuestra facultad imaginativa para recrear mentalmente cada dependencia en la época.
Nos adentramos en la torre que conduce a la azotea, pero es toda una odisea llegar hasta arriba por la escalera de caracol tan pronunciada y estrecha, que da algo de "yuyu".
En realidad, lo más bonito de este castillo es la vista panorámica que se puede observar desde ahí, es impresionante! El meandro del Tamarigar, el bosque de ribera, los campos de frutales, un enclave precioso! Ahora entendemos lo que le da ese encanto especial que hace de Miravet uno de los pueblos más bonitos de España por su conjunto paisajístico.

Vista del pueblo de Miravet desde su castillo
Castillo de Miravet
Castillo de Miravet
Vista del río Ebro desde el castillo de Miravet

El pueblo en sí no es tan espectacular, queda algún vestigio de la época, y la Iglesia Vieja renacentista de la orden del Hospital construida sobre la antigua mezquita árabe, sólo visitable con visita guiada concertada, otra vez más, una pena no haber podido admirar sus pinturas murales y demás obras; y alguna calle algo pintoresca no siempre merecedora de recuerdo fotográfico por alguna casa abandonada mal mantenida, como habitual desde la crisis, por lo difícil que resulta mantener negocios abiertos en pueblos alejados con escasa propaganda. Así que se da la vuelta al pueblo muy rápido.
Calle de Miravet
Lateral de la Iglesia Vieja de Miravet
Vista desde la plaza de la Iglesia de Miravet

Y como ya es hora de comer, nos dirigimos al Restaurante Pizzo en la entrada, porque sólo hay dos bares pequeños en la plaza dónde en ese momento parecen estar todos los habitantes del lugar tomando vermut o comiendo en la terraza a orillas del río. Y la otra opción es el Restaurante el Molí de Xim, y nos decantamos más por calidad precio, antes que por ubicación y decoración.

Hay algún coche y autocar en el parking del restaurante, y esperamos que a pesar de parecer el típico local de turistas, su fama haga honor a la verdad. Subimos a la planta dónde se encuentra el restaurante, y tanto la terraza como el primer comedor están completos, pero hay otra sala muy grande dónde hay algunas mesas ocupadas.
Nos ofrecen una mesa tranquila y nos atienden con mucha amabilidad, y no tardan en tomarnos nota de los platos elegidos del menú que podéis consultar en su web: www.restaurantpizzo.com.
Hay tres platos a elegir más el postre. Para mi, será zumo de tomate, mejillones al vapor, y platija frita con champiñones y patatas con una salsa de perejil y ajo. Mi marido elige crema de verdura casera (caliente), ensalada de langostinos, y gambas a la plancha. Un menú casero buenísimo! Platos sencillos pero elaborados con cariño. De postre, como no queda tarta de manzana, elegimos sandwich de helado de turrón, rico y digestivo.
Todo estaba como esperado y mucho mejor que en un local turístico convencional. El servicio impecable, y muy buena atención por parte de la dueña y de sus hijos, ya que es un establecimiento familiar. Les deseamos que sigan así de bien, y con estos precios insuperables: 12,50€ (sin bebidas) el menú incluso fines de semana y festivos, lo poco visto comiendo tan bien, sin sentirnos empachados sino listos para seguir con nuestra jornada turística y una sonrisa dibujada por la satisfacción de una buena comida.

Si debo buscar un defecto, como por lo habitual en muchos pueblos pequeños, y paradójico ya que suelen sobrevivir gracias al turismo, encuentro que es una pena que no haya un buen marketing para promover el turismo o incluso de los propios locales que deberían invertir en algo más de publicidad, como mejorar el cartel de la entrada, que por mucho que sea bien grande, no se sabe qué restaurante es ya que no indica el nombre ni el menú a pie de carretera, y quizás muchos turistas no quieran adentrarse hasta el local situado al fondo del callejón, en la planta de arriba del casal del pueblo.
Con una buena pancarta y una pizarra, sin incurrir en demasiados gastos, creo que podrían atraer a más clientes aún. Y actualizar un poco la decoración con una mano de pintura y algún que otro pequeño detalle en las mesas, como una vela o una flor, le daría un aspecto más moderno y de paso le haría más competencia al otro restaurante del pueblo que por su ubicación en el centro, a pesar de sus precios muy elevados, seguramente atrae en mayor medida a los turistas.

Antes de dirigirnos al "pas de la barca", nos detenemos en el pequeño embarcadero justo al principio de la carretera de la barca, para tomar fotos de la vista pintoresca del lugar.
Vista de Miravet desde el embarcadero
Vista de Miravet desde el puente del embarcadero
Nos llevamos este bonito recuerdo, y como tenemos que cruzar el río para nuestra próxima visita a las cuevas de Benifallet, vamos hasta el pas de la barca, al final de la carretera, para coger el último transbordador original de todo el Ebro que aún funciona sin motor, cruzando el río mediante cables suspendidos tan sólo con la corriente del agua y la maestría del barquero.
Es muy curioso ver como una especie de balsa-ferry puede soportar el peso de dos coches.


Pas de la barca de Miravet
Pas de la barca de Miravet
Esperamos a que la barca regrese y vivimos la experiencia (3€ / coche), observamos un precioso pato en la orilla acicalándose las plumas. Y disfrutando de la mini travesía tomamos las fotos del momento, ya que en pocos minutos ya estamos en la otra orilla.

Barca de Miravet

Nos detenemos en un lateral de la carretera para plasmar la última estampa del pueblo y su castillo en la distancia.
Vista del castillo de Miravet desde la orilla sur del Pas de la barca

Llegamos a Benifallet y seguimos la señal de las Coves a 5km. Nos adentramos en el parque natural hasta llegar al parking de las cuevas, y nos dirigimos a la caseta-bar dónde nos atienden. Preguntamos por el pax cuevas + laúd (embarcación para un recorrido de unos 45 min sobre el río Ebro). Por desgracia, a pesar de ser aún pronto, nos dicen que si visitamos las cuevas antes, no nos dará tiempo hacer la travesía. Y de todas formas, si no hay bastante gente, no se emprende el crucero, y lo mejor es concertar cita, otra vez. Deberían comprender que al no ser de esta zona, no podemos concertar visitas. Es una pena que las actividades turísticas estén tan restringidas en su uso y poco anunciadas, ya que no vimos ningún cartel en toda la carretera que publicitará el crucero ni el embarcadero, Igual por eso no hay tantos turistas para embarcar?!

Empezamos nuestra visita (7€/pers.) por la Cueva del Dos y luego entramos en la Cueva Maravilles, sólo éstas dos están abiertas al público y no en su totalidad. Pero merece la pena la visita, la belleza de la naturaleza siempre es digna de admirar, y el espectáculo siempre nos queda en la retina. Bueno cuando ya se ha tenido la oportunidad de ver algo tan impresionante como Le Gouffre de Padirac, en Francia, está claro que no podemos comparar los demás sitios, cada uno tiene su propia belleza. La lástima es no poder hacer fotos aún sin flash, por voluntad del alcade, que hay que vender postales!

Cueva Maravillas
Cove Meravelles

Nuestro pequeño recorrido turístico acabado, dejamos el pueblo de Benifallet y el laúd quizás para otra ocasión, aunque dada su situación un poco remota y carente de otro atractivo turístico por la zona que nos quedase por descubrir, no sé si volveremos por aquí. Una lástima para los turistas que deseamos disfrutar de todas las atracciones del lugar, y una pérdida de dinero evidente para los habitantes. Creo que aún queda mucho por aprender.

De camino de regreso, vemos al borde de la carretera una señal de "poblado ibérico". Decidimos aventurarnos y seguimos un camino de tierra hasta llegar a un local, ¡vacío! y ninguna información más. Abandonamos la furtiva excursión decepcionados una vez más por la falta de información turística y carencia de mantenimiento de lugares históricos.

El día ha sido bonito y aún tenemos tiempo para darnos un homenaje con motivo de mi cumpleaños: un pequeño paseo por Cambrils y un buen gofre con chocolate acompañado de un smoothie en la cafetería Il Capriccio pone la guinda a este día tan especial!


Espero que os animéis a hacer esta excursión por estos bonitos parajes y que viváis vuestra propia experiencia. No hay nada cómo descubrir lugares y sentir que uno ha vivido, aunque sea por un día.