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domingo, 6 de septiembre de 2015

Escapada de dos días por el interior de Girona: Camprodon y alrededores...


Último fin de semana de agosto y queremos acabar el mes entre montañas y naturaleza, y optamos por un pequeño circuito de dos días, de domingo a lunes, para visitar pequeños pueblos pintorescos del interior de la provincia de Girona.

Por este soleado domingo, después de una ruta de dos horas, dejamos desfilar los volcanes de la Garrotxa para verlos otro día. Y a pocos kilómetros de Olot, llegamos a Santa Pau, un pequeño pueblo con conjunto histórico medieval. Se trata de una plaza porticada con una iglesia y restos de un castillo, con algunas calles de piedra y un bonito paisaje verde rodeando todo el pueblo.
Santa Pau

Iglesia de Santa Pau
Iglesia de Santa Pau

Santa Pau

Santa Pau

Santa Pau

Santa Pau

Después del bonito paseo y las fotos de rigor, ya es hora de comer, y viendo un cartel publicitando el restaurant Bellavista (en la parte nueva), con un menú sencillo pero atractivo, decidimos buscar ese local en vez de acudir al que teníamos pensado en principio, elogiado por Trip advisor, El Entrecot, situado en la carretera a Olot. ¡Y qué equivocación!

Encontramos el dichoso restaurante, casí vacío, y nos atiende la camarera con aspecto un poco desaliñado, pero amable. El menú es de 11€ pero se les olvida precisar sin IVA, y sin bebidas (sólo agua en jarra).
Después de un buen rato esperando, nos trae los primeros: lasaña de setas (sólo de setas como nos indica ella misma), y ensalada de manzana con queso y membrillo. La lasaña se deja comer, y la ensalada está fresca.

No tarda nada en traernos los segundos con los que se puede elegir la guarnición: chips, féssols (alubias de la zona), y la verdad no lo recuerdo ni quiero, pero ya se la ve muy desbordada con dos mesas más. La butifarra con féssols parece pasada por microondas, desde luego que los féssols no son para nada gustosos. Y el salmón que como lleva dos salsas caseras no tiene derecho a mas guarnición, siendo una porción diminuta, está muy pasado de cocción. Una de las salsas a la mermelada de tomate es pasable, pero la otra con una pizca de chili y pimiento verde es incomible por su sabor desagradable! Me pregunto si la cocinera prueba sus inventos!

Los postres, tenemos que pedirlos llamando a la camarera porque está completamente superada por la faena (con pocas mesas), y como comentario muy poco oportuno, nos cuenta sus desavenencias con la cocinera. Elegimos brownie con salsa de chocolate y plátano, y flan de coco. Hemos probado mejores.
Claro que entre medio, nos dimos cuenta de que este restaurante era el peor valorado de la zona, ¡vaya suerte la nuestra! Por no mirarlo antes. y es que el Cal Sastre debajo de los pórticos de la plaza no es que tenga mejores comentarios!
La cuenta, con una cerveza de la zona (a 3€!), una botella de agua fresca, y un café con hielo: 28€ dos personas, con servicio penoso y cocina mala, sale caro.
Encima, por lo que se ve, desconocen las normas de higiene de la restauración, ya que los animales pueden quedarse en el comedor sin problemas. Para eso están las terrazas, y por intemperies, los toldos! Creo que sin contar la cuestión higiénica, es por consideración y respeto hacia las personas con alergias. Y que conste que tuve un perro, y lo adoraba, y entiendo las normas.

En fin, seguro que no volveremos por aquí, porque, por mucho que un menú sea barato, siempre debe implicar una buena atención y calidad mínima de elaboración. Y por los demás comentarios de la web, creo que no es un hecho aislado de un día malo, sino algo habitual en este local ofrecer una cocina pésima. Por cierto también es un albergue, a saber cómo serán las habitaciones entonces.
Ya es hora de que cambien de cocinera y empiecen a mimar a los clientes si no quieren chapar por mala publicidad merecida, aunque, como nosotros, siempre habrá gente que se presente por desconocimiento previo. Así que os invito a mirar siempre los testimonios antes para no llevaros una decepción, cosa que suelo hacer, y la excepción en ese día no se reproducirá.
Otra vez que estemos por aquí, probaremos El Entrecot, seguro que será mejor que éste Bellavista, que de eso nada tiene.

Y nos dirigimos hacia Castellfollit de la Roca, un pueblo pintoresco, o más bien una calle de 1km de largo sobre un acantilado de roca basáltica. Sus vestigios se encuentran en la punta de dicha calle, con los restos de una iglesia románica reconvertida en museo de exposición de fotos.
La plaza mirador detrás de la iglesia da a un bonito paisaje verde, pero lo más curioso es su puente de madera abajo sobre el río. Decidimos ir hasta ahí para admirar las vistas desde ese punto, y no nos decepciona. Vale la pena el camino un poco engorroso por una pendiente acentuada de piedras. Pero para disfrutar hay que saber sufrir un poquito antes.
Desde el puente podréis ver el acantilado con el pueblo reposando encima. También, podéis ir más allá, pasando por delante de  la antigua fábrica del otro lado, y tendréis una bonita postal del conjunto entero.

Iglesia de Castellfollit de la Roca
Castellfollit de la Roca
Castellfollit de la Roca
Castellfollit de la Roca

Y de Castellfollit de la Roca, nos dirigimos hacia el norte para hacer el chek in en la Casa rural Can Peric en el bosque de la Fageda, a pocos kilómetros de Camprodon. La casa se encuentra con facilidad ya que está señalizada justo en la curva del camino forestal, al lado del viejo acueducto. La pista está totalmente asfaltada y apta para cualquier vehículo. Atravesamos el bosque húmedo, y nos encontramos con una casa rosa en la entrada de la propiedad, residencia de los dueños, y una bonita masía de piedra en medio del jardín.
Hay parking de grava para unos 4 coches, y en la entrada de la casa rural, sin decir nada más, un señor nos dice que va a buscar a Montse, suponemos que la dueña. Llega en seguida y se muestra amable interesándose un poco por nuestro recorrido turístico. Nos informa de que si queremos cenar, tenemos que avisarla ahora para que pueda preparar. Le informamos de nuestra intención de ir a Camprodon y quedarnos a cenar ahí.
También nos comenta que cierra la puerta de entrada por la noche, y la deja en el mostrador por si tenemos que salir. Ya, pero por lo visto como queramos disfrutar de la noche en Camprodon tomando una copa, ya no podemos entrar a no ser que despertemos a la dueña en su casa! Lo lógico es que nos diera copia de la llave de entrada también, como hacen otras casas rurales.
Nos enseña las diferentes estancias de la casa, de tamaño reducido todas. Abajo: un comedor para desayunar y otro para las comidas, un pequeño salón, y una sala de juegos para niños. Y arriba: otro pequeño salón con tv, nos indica que es la única que se puede ver correctamente, ya que la señal tdt no llega bien a las habitaciones. Y después de subir unas escaleritas, todas las habitaciones salvo una más adelante, se encuentran en el mismo pequeño rellano. Todas llevan nombre de setas, y la nuestra es la habitación superior Rovellons.
Cuando entramos, nos agradó el frescor comparado con el calor que hacía fuera. Las pequeñas ventanas dan a la entrada de la propiedad. La habitación (superior) tiene un tamaño normal, sólo que tiene una pequeña antesala con un sofá cama algo polvoriento, un armario y una tv de tubo antigua. La decoración es más bien aleatoria, con muebles de pino típicos y desaliñados, algún cuadro en paredes, un cabezal de forja, y una de las lámparitas de noche tiene la bombilla fundida.
En  general, podían haberse esmerado un poco con la decoración par darle a la casa un aspecto único con una sencillez elegante con toques recordando el entorno boscoso, con aire rústico haciendo honor a la piedra, con vigas en el techo o láminas de madera en vez de techo falso de fibra. O incluso hacer que cada una de las 6 habitaciones fuera singular con una decoración propia. Porque lo único que recuerda al bosque es el nombre de las habitaciones y el llavero enorme con forma de trozo de tronco.
Aquí sólo hay muebles baratos y anticuados (cajones salidos, pantalla de lámparita torcida). Lo único bonito es el armario de madera maciza rústico y por desgracia con el espejo sucio y la puerta medio encallada.
En lo que se refiere al baño, el mismo estilo algo rústico, con poca iluminación como en el resto de la habitación. El lavabo es grande eso sí, pero poco sitio para dejar las cosas. y los diferentes elementos no están situados de manera idónea: el toallero justo encima del inodoro, el papel higiénico debajo del distribuidor de jabón, por lo cual se moja. Y la ducha es diminuta con la incomodidad de una cortina. desde luego que este baño no es apto para personas un poco grandes! Lo peor es la falta de ventilación, toda la humedad se queda en la habitación, por lo que se empaña todo, y las toallas no se secan. Siendo ya un bosque húmedo, algún extractor hubiera sido de rigor.
Casa Can Peric
Can Peric
Habitación, Casa Peric

Habitación superior, Can Peric

Baño habitación Can Peric
Dejamos el equipaje y nos vamos a Camprodon. No pensaba encontrarme con un pueblo tan agradable y turístico, por las pocas fotos en la web que sólo enseñan el famoso puente de la localidad. Subimos al puente disfrutando de las vistas, y como ya es algo tarde, nos damos una vuelta con el trenecillo casi vacío para tener una panorámica del lugar.
El conductor, muy simpático, nos da un folleto para una próxima vez, que sepamos lo que podemos descubrir por aquí. Y a pesar del meneo del tren, damos una gran vuelta por las calles y lugares de interés de Camprodon con mucho entusiasmo. Nos encanta su paseo verde interminable, y sus grandes mansiones de piedra increíbles alrededor dan para soñar!
El tiempo pasa demasiado rápido, así que ¡decidido! volveremos seguro para pasar otro bonito día disfrutando de Camprodon!
Camprodon


Camprodon

Camprodon
Camprodon
Por las montañas, aunque durante el día haya hecho mucho calor, cuando cae la noche, refresca mucho, así que no olvidéis una chaqueta o sudadera. Como el restaurante El Pont Nou está cerrado, Nos dirigimos a nuestra segunda opción: el Bar Neret (plaça del Dr Robert) para una buena cena. Y desde luego no defrauda.
De primero: combinado (para 1 pers.) de embutidos de la zona con coca torrada con tomate, y risotto de gambas  y bolets con parmesano, ¡buenísimos! De segundo, conejo y cabrito a la brasa, muy buenos. De postre, para ayudar a digerir, un sorbete de limón. La cuenta sale por 58€ la pareja. Os recomiendo este bar restaurante. Los camareros son discretos pero los platos salen rápidos, y sobretodo ¡la comida está muy buena!
Combinado de embutidos, Bar Neret, Camprodon

Risotto, Bar Neret, Camprodon

Conejo a la brasa, Bar Neret, Camprodon

Cabrito a la brasa, Bar Neret, Camprodon

Un día estupendo que termina, y nos vamos a descansar. Nos espera el señor de la fría acogida, sin hablar a penas de nuevo y en cuanto entramos se va cerrando la puerta de entrada.
Eso de descansar es una gran palabra, ya que por mucho que refresque por la noche, dormir con edredón a 23ºc y sin ventilación da mucha calor! y con una cama poco cómoda, a pesar de llevarme siempre mis almohadas, pues poco dormimos esa noche, y eso que reinaba un silencio absoluto. Fue una pena porque con una sábana y una manta o colcha de verano, seguro que hubiera sido una noche reparadora.

Por los horarios indicados en la habitación, teníamos que madrugar si queríamos poder desayunar. Nos parecieron unos horarios absurdos: El desayuno de 9h a 9h30, después sólo café de la misericordia, pues si tuviéramos que pagar la habitación por compasión, poco ganarían. Los horarios de comida de 14h a 14h15, o sea como te pases de un cuarto de hora, ya puedes buscarte otro sitio para comer, y para la cena igual: de 21h a 21h15. Para 6 habitaciones en total, no creo que suponga tanto esfuerzo y trabajo un margen de una hora razonable.

Pues nada, a madrugar para no perdernos el desayuno, y bajamos a las 9h15, saludamos a la señora que está limpiando la entrada, la cual nos responde a penas. Otra vez, bastante frialdad por parte del personal. Otros huéspedes se han levantado antes para no perderse nada del pequeño buffet, puesto que no reponen. Una jarra de zumo de litro y medio para 6 habitaciones me parece más bien escaso. Un joven con barba prominente y aire apático, sin presentarse ni desearnos ni los buenos días, nos trae dos jarritas, una de café de goteo medio llena para dos personas, y una de leche, sin preguntar si la queremos desnatada. Y se va sin decir nada, volviendo al rato con unas tostadas. Lo menos que se puede hacer en un establecimiento tan pequeño y familiar, es tener algo de educación y entusiasmo, aunque sea una simple sonrisa y dos palabras.
El joven va bajando y subiendo las pequeñas escaleras del comedor a la cocina varias veces con parsimonia, y mirando la jarra de zumo vacía cada vez. Suponemos que requiere de algún esfuerzo volver a hacer un poco de zumo (y al irnos comprobamos que prefiere estar apoyado con los brazos cruzados contra la encimera de la cocina). Yo no puedo empezar el día sin zumo pero me conformaré con medio vaso que he podido llenar de lo que quedaba en la jarra.
Sin embargo, lo positivo del desayuno es el plato de embutido en la mesa, los yogures artesanos, y las tortillas que sí repuso. Falta algo de bollería como croissants o magdalenas por ejemplo, sólo hay un bizcocho algo seco y galletas, y el fondo de un bote con cereales. Las mermeladas parecen caseras pero dos botes para que se sirva cada cual no lo veo muy higiénico ni la mantequilla en un plato sin cubrir. Por lo demás, hay fruta, así que tampoco vamos a ser demasiado exigentes.

A la hora de dejar la habitación, Montse está haciendo la cama de la de enfrente, y nos dice que ahora baja. Y sin preguntar ni siquiera cómo hemos pasado la noche, nos informa del precio a pagar (restando una parte cobrada antes por banco, como garantía), y ¡adiós! Vamos que un poco de interés no hubiera estado de más para que el cliente no tenga la impresión de que sólo les interesa cobrar.

En fin, que el lugar y el entorno es perfecto para desconectar, pero la casa pudiendo ser única haciéndola más cómoda y con una decoración más pensada, incluso para el jardín en vez de muebles de plástico, no deja de ser un hostal de paso para una noche. Y por lo visto, muchos huéspedes lo reservan como tal, como unos turistas alemanes que venían de viaje en moto para pasar la noche.
En Booking tiene algún comentario negativo, pero bastantes positivos también por la comida y el trato recibido, yo no he tenido la misma experiencia, y lo lamento.
Y no volveré a esta casa, porque por 78€ la noche en una supuesta habitación superior con desayuno, me espero algo más, ya que por mucho menos, he podido disfrutar de una casa rural con mucho encanto y un trato fabuloso por parte del dueño como en la Casa de la Fuente de Alcorisa, y eso sin poder dormir por culpa de unos huéspedes irrespetuosos y la fiesta del pueblo esa noche. Pero es el poder que tiene el trato humano y las ganas de agradar en lo posible a quién visita tu establecimiento que puede compensar las posibles desavenencias. Y gracias a buenas experiencias, otras personas al tanto no dudan en querer vivirlas. De lo contrario, buscan alternativas.

Pero disfrutemos de este día de lunes siguiendo con lo programado: visitar el pequeño pueblo perdido entre montañas de Beget, a unos 20km de Camprodon. Os recomiendo tomar precauciones si alguien se marea en curvas, aunque se debe ir muy despacio por precaución ya que la carretera es estrecha. Así que despacito y admirando el paisaje, seguro que os alegraréis del camino después de descubrir este precioso pueblo todo de piedra. Hay varios aparcamientos en la entrada, y por 1€ para ayudar a su conservación, podéis ver la iglesia más antigua y mejor conservada de España, con unos colores de sus frescos y toda su ornamentación impresionantes. Luego podéis seguir descubriendo este paraje único.
Iglesia de Beget

Iglesia de Beget

Beget

Beget

Beget

Beget

Beget

Beget

Beget

Beget

Decidimos detenernos para comer en la Teulería (Ctra. Camprodon, km 15,6), un restaurante escondido en la carretera que lleva a Sant Joan de les Abadesses. Tiene buenos comentarios en Trip, con un menú de 16€ los días laborables y un menú más amplio de 25€ el fin de semana (bebida, café e iva inc.), también dispone de carta.
A primera vista, parece un restaurante de categoría por su decoración y ambiente. La entrada amplia y lujosa parece la de un hotel. Entramos en el comedor, y esperamos que el camarero acabe de atender la única mesa ocupada por dos comensales. Con un tono un poco seco nos dice de instalarnos en una de las mesas de dos personas que queramos. Nos trae el menú y un aperitivo de la casa que consiste en unas olivas y unas patatas chips con canela y miel, quizás demasiado dulces.

Los primeros llegan, y el camarero parece recobrar cierta amabilidad. El cóctel de marisco es de cantidad bastante reducido, con una gamba, pero está bueno. Y la ensalada de salmón que tiene una apariencia muy apetecible, pero al probarla, el sabor salado es desmesurado! Se le ha ido la mano al cocinero con la salsa de soja, y encima ha añadido sal en escamas. Además, el salmón cortado grueso resulta muy duro. El resultado: una ensalada muy poco agradable. Y quizás debí reclamar, pero finalmente me la comí. Una pena porque con una mejor elaboración del aliño, hubiera estado muy buena con la variedad de los ingredientes.
Entrada Restaurant La Teulería
La Teulería, Sant Joan de les Abadesses 
La Teulería, Sant Joan de les Abadesses

La Teulería, Sant Joan de les Abadesses
De segundo elegimos arroz con marisco los dos, o sea paella. El arroz está en su punto, pero está lleno de conchas, muchos berberechos, mejillones de pequeño tamaño y gambas tan diminutas que no resultan comestibles. También hay dos pinzas de cigala, pero aún estamos buscando el cuerpo. Y el fondo está bueno pero no de los mejores que he probado. De postre, el sorbete de mandarina y el flan están buenos y bien presentados.
Paella de marisco, La Teulería

Sorbete de mandarina, la Teulería

Flan, La Teulería
En resumen, por 16€ por persona, el menú está bien, y si rectifican el aliño de la ensalada, estará todo correcto. El servicio ha sido rápido y por lo visto, la poca amabilidad del camarero al principio debió de coincidir con un mal momento puntual. Pero quizás al entrar en este restaurante, las expectativas son más altas que las que ofrece en realidad.

Y para seguir con este día caluroso, empezamos la tarde recorriendo parte de la vía verde que une Sant Joan de les Abadesses y Ogassa: la Ruta del Hierro y del Carbón, para descubrir un maravilloso paraje natural: el Gorg de Malatosca (Poza), objeto de leyenda de brujas y seres mágicos.
Siguiendo las marcas indicadas en el suelo, llegamos hasta la antigua estación de Sant Joan, y nos dirigimos hacia la derecha (hacia Ogassa), siguiendo las antiguas vías del tren. Cruzamos la carretera y justo al principio del camino, hay una pequeña señal que nos indica el Gorg de Malatosca. Seguid por la vía verde unos 100m, al final dónde nos espera un banco por si queremos descansar un rato y observar los caballos en el terreno de enfrente, girando a la derecha, tomad el pequeño camino de tierra que baja y se adentra cada vez más en este bosque. Al final de este pequeño recorrido (unos 300m), os encontraréis con un lugar increíble, digno de película!
Eso sí, no os esperéis poder disfrutar de esta cascada con sus aguas turquesas y pozo profundo, porque por mucho calor que haga fuera, sólo sentiréis una agua gélida! Eso sí, para poner los pies en remojo, va de perlas, os sentiréis como nuevo! Si queréis desconectar un buen rato de todo, será el sitio ideal, y por si os apetece quedaros para un picnic, hay una mesa en un lateral.
Vía verde hasta el Gorg de Malatosca
Gorg de Malatosca

Gorg de Malatosca

Gorg de Malatosca
Gorg de Malatosca
Y con cierto pesar por tener que dejar este precioso paraje remanso de paz, nos volvemos para el centro de Sant Joan de les Abadesses para ver sus vestigios medievales.
Sant Joan de les Abadesses

Sant Joan de les Abadesses

Sant Joan de les Abadesses

Siguiendo el camino de regreso a casa, nos dirigimos hacia Ripoll, dónde visitamos el Monasterio benedictino de Santa María de Ripoll, lugar de enterramiento de los condes de Barcelona y Besalú, y centro de Scriptorium y cultural muy importante de la Edad Media. Fue destruido por los árabes, y reconstruido en 1830. Atendidos por un recepcionista muy amable, pagamos la entrada de 5,50€ por pers. Y en el edificio contigüo pasando por la oficina de turismo, podemos visualizar un audiovisual y ver una exposición que puede resultar interesante para estudiantes, y darnos una idea de la cronología de la historia. Pasamos al propio monumento, admirando su grandioso pórtico, y en general, su impresionante reconstrucción.
Monasterio de Ripoll

Monasterio de Ripoll

Pórtico Monasterio de Ripoll

Monasterio de Ripoll
Monasterio de Ripoll

Monasterio de Ripoll

Monasterio de Ripoll

Monasterio de Ripoll

Monasterio de Ripoll

Monasterio de Ripoll

Monasterio de Ripoll

Pretendemos acabar esta bonita tarde paseando por el jardín botánico a orillas del río, y viendo el Puente de Calatrava. Pero después de dar vueltas con el coche siguiendo las señales, que no nos llevan a ningún sitio por culpa de todas las obras en el pueblo que mantienen las calles cerradas, ya se hace tarde y decidimos dejarlo para otra vez.

Regresamos a casa con la mente llena de imágenes para recordar, y un plus de energía para volver a la vida diaria. Espero que mi relato os inspire para una pequeña escapada.