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viernes, 2 de septiembre de 2016

Segundo día en el Matarraña y Maestrazgo: Peñarroya de Tastavins y Morella

Después de la mala noche pasada por culpa del calor inusual por esta zona, bajamos a desayunar a las 10h en la Posada Guadalupe de Monroyo, el horario es desde las 9h hasta las 10h30, y se puede reservar antes, de necesitarlo.
Nos encontramos con la mesa buffet casi vacía! como no aparece nadie, decidimos ir a pedir en cocina que repongan, y sin tardar, viene el dueño a cortar embutido y reponer de todo un poco.
El desayuno es bastante completo, no dejéis de probar el yogur artesanal de leche de vaca, y por supuesto el embutido de la zona. Echamos de menos unas tostadas ya que se trata de pan de pueblo y otro estilo biscotes, muy buenos pero no reemplazan unas buenas tostadas calientes, que incluso se podría preparar el huésped mismo con una tostadora en la mesa para tal efecto. Tampoco hay zumo natural, pero el que ponen está bueno. No falta fruta, aunque no cortada, y hay algo de bollería, pero no cereales. El café lo traen recién hecho y se puede repetir. En todo caso, nos quedamos muy satisfechos de nuestro desayuno y más conversando con el dueño sobre productos de la zona, como la trufa.

El estómago lleno, nos dirigimos a unos pocos kilómetros de aquí a Peñarroya de Tastavins. Justo antes del pueblo a unos 2 km de éste, se encuentra el Santuario de la Virgen de la Fuente. Está en un enclave muy bonito y lleno de paz, lástima de tanta sequía porque seguro que en época de lluvias o al principio de la primavera, el caudal del río debe de ser impresionante y la estampa con el puente digna de admirar. En su claustro, se encuentra la Hospedería y su restaurante, y la oficina de turismo con un museo sobre el cerdo y la comarca.
Santuario de la Virgen de la Fuente, Peñarroya de Tastavins

Santuario de la Virgen de la Fuente,
Peñarroya de Tastavins

Santuario de la Virgen de la Fuente,
Peñarroya de Tastavins

Santuario de la Virgen de la Fuente,
Peñarroya de Tastavins

Puente cercano al Santuario de la Virgen de la Fuente,
Peñarroya de Tastavins

Santuario de la Virgen de la Fuente, Peñarroya de Tastavins

Santuario de la Virgen de la Fuente, Peñarroya de Tastavins

Santuario de la Virgen de la Fuente, Peñarroya de Tastavins

Claustro del Santuario de la Virgen de la Fuente, La Hospedería,
Peñarroya de Tastavins

Claustro del Santuario de la Virgen de la Fuente,
Peñarroya de Tastavins

Santuario de la Virgen de la Fuente, La Hospedería,
Peñarroya de Tastavins

Museo del cerdo, Santuario de la Virgen de la Fuente,
Peñarroya de Tastavins
Con un calor increible, dejamos el Santuario para visitar el pueblo de Peñarroya de Tastavins, con sus calles en pendiente, sus vistas de la comarca y las Rocas de Lo Mas Mut, y su museo etnológico muy interesante por 2,50€.
Peñarroya de Tastavins

Peñarroya de Tastavins

Peñarroya de Tastavins

Peñarroya de Tastavins

Peñarroya de Tastavins

Peñarroya de Tastavins

Peñarroya de Tastavins

Peñarroya de Tastavins

Peñarroya de Tastavins

Peñarroya de Tastavins

Rocas de Lo Mas Mut
Peñarroya de Tastavins
Una mañana bien aprovechada, y es hora de partir hacia Morella dónde tenemos reservada una mesa en La Fonda (C/ García, 21). Hoy es día de mucha afluencia en este precioso pueblo considerado de los más bonitos de España, también sin duda por sus fiestas, aunque no pudimos disfrutarlas por llegar más tarde, nos cruzamos con algunos vestidos de trajes muy espectaculares.
Morella

Nos damos prisa para no llegar al restaurante con demasiado retraso, y cual es nuestra sorpresa que cuando llegamos, está aún muy vacío y nos dicen que ningún problema por la hora. La Fonda, como todas las casas de Morella dispone de varias estancias a diferentes niveles con escaleras, o sea no apto para personas de movilidad reducida.
El establecimiento guarda su encanto rústico con techos, suelos y escaleras de madera, pero con decoración moderna y colores agradables.

El servicio es atento y muy simpático y los platos no se hacen esperar ya que el resto de comensales llega una hora más tarde, o sea que bastante tranquilidad para todos.
Hay dos menús, uno de degustación con varios entrantes incluidos y segundo y postre a elegir, y otro normal. La carta no es demasiado amplia y propone platos típicos de la zona o del pueblo como la croquetas morellanas que no podemos dejar de probar. Elegimos también la ensalada de sepia pensando que se trata de algo fresco, y como no se nos informa, resulta ser caliente con patatas caseras fritas sobre lecho de tomate. Las raciones son muy generosas y nos aconsejan no tomar más de 3 platos, y no podemos acabar el plato de sepia que resulta ser pesado con ese calor.
La Fonda, Morella

Croquetas morellanas, La Fonda, Morella

Ensalada de sepia, la Fonda, Morella

El segundo elegido es un solomillo al hojaldre con mousse de foie que nos pareció muy bueno. Y como hemos dejado sitio para el postre, guiados por el personal, probamos la tarta de chocolate de la casa y la crema de cuajada con mermelada de arándanos, todo muy rico.
Comimos muy bien por unos 42€ dos personas. Así que recomiendo La Fonda en Morella por la calidad de sus platos, y su buen servicio con sonrisa.
Solomillo en hojaldre, La Fonda, Morella

Tarta de chocolate, La Fonda, Morella

Crema de cuajada con mermelada de arándanos,
La Fonda, Morella
Y tras una buena comida, nos disponemos a visitar el Castillo de Morella y el Convento por 3,50€ la entrada, lo único que no pudimos ver en nuestra primera visita en Navidad unos años antes. Y os lo recomiendo porque las ruinas y las vistas desde ahí arriba son inigualables...
Claustro del Convento de Morella

Castillo de Morella

Castillo de Morella

Vista del convento desde el Castillo de Morella

Maqueta de Morella

Vista de la plaza de toros de Morella

Vista del antiguo convento de Morella

Convento de Morella

Castillo de Morella
Y como aún nos quedaba tiempo, al bajar del castillo, decidimos volver a visitar la Basílica de Santa María y su museo por el recuerdo de que te deja sin palabras! Su escalinata, su altar, su órgano, es única, y por 2,50€ la entrada, saber que podemos contribuir a mantenerla es un honor. El museo con sus tesoros tampoco deja indiferente.
Basílica de Sta María, Morella

Basílica de Sta María, Morella

Basílica de Sta María, Morella

Basílica de Sta María, Morella

Basílica de Sta María, Morella

Basílica de Sta María, Morella
Esta bonita tarde en Morella toca a su fin, y regresamos a la Posada Guadalupe para prepararnos para nuestra cena en el Hotel restaurante Consolación, el único abierto domingo noche en las inmediaciones.
Con las obras de la N232, y la falta de alumbrado, no es evidente encontrar la entrada al camino forestal que lleva al restaurante, así que os recomiendo ir despacio ya que el cambio de sentido en esa dirección se hace por camino de tierra en obras y cruzando la nacional en cuestión.
Hay que seguir todo recto, y llegaréis a un aparcamiento de gravilla sin la menor luz, cosa que no estaría de más instalar aunque sólo fuera para alumbrar la bonita ermita del lugar, que bajo esta penumbra, aparece con un aspecto algo tétrico con la puerta abierta y velas en su interior.
La entrada del restaurante sí tiene luz. Pero repito que alguna aunque fuera solar para alumbrar el parking sumiso en una completa oscuridad sería una buena idea ya sólo por seguridad.
 
Hotel Restaurante Consolación, Monroyo

Hotel Restaurante Consolación, Monroyo

Habíamos reservado diez días antes por mail y nos enviaron confirmación. Se entra al comedor pasando por la cocina, aunque parece sincero por transparente, no es de lo más higiénico, algún cristal de separación sería lo adecuado e incluso más cómodo para el personal en cocina, para que su tarea no se viera interrumpida.
Al llegar puntuales, nuestra mesa no estaba lista por olvido, siendo los únicos comensales que no se alojaban en el hotel, falta de organización sin duda que se percibió al estar casi todo el comedor completo y verse el servicio algo desbordado por las comandas a la vez. En todo caso, la atención fue amable, aunque quizás demasiado casera por el lugar considerado de lujo (junto a una ermita en plena naturaleza), se esperaría más profesionalidad o vestimenta acorde.

La decoración de la sala de diseño minimalista pero carente de ningún detalle de lujo a mi juicio (lámparas de plástico, mantelería sencilla), con unas mesas y asientos poco cómodos, teniendo que molestar a otros comensales que cenan en la misma mesa larga para que la aparten para poder sentarse en el banco de metal. Las sillas no tienen mas que un respaldo de quita y pon, lo que tampoco es de lo más cómodo, y el banco de metal, aunque lleve cojines, deja los lumbares completamente desprotegidos.
Comedor Hotel Restaurante Consolación, Monroyo
En cuanto al ambiente, es íntimo y muy tranquilo aunque sin música de fondo. Al cabo de un buen rato esperando, nos entregan la carta que dispone de menú degustación por 39€ o diferentes platos a elegir. 
Carta, Hotel Restaurante Consolación, Monroyo

Menú degustación, Hotel Restaurante Consolación, Monroyo

Carta, Hotel Restaurante Consolación, Monroyo
Nos decidimos por la carta, y elegimos: foie gras con yogur, pan de especie y chutney de fruta; y coca de sardinas ahumada con calabaza, platos originales y muy buenos.

Foie gras con yogur, pan de especie y chutney de fruta,
Hotel Consolación, Monroyo
Coca de sardina ahumada con calabaza,
Hotel Consolación, Monroyo

De segundo, probamos el arroz de marisco con calamar y gamba de la costa, con un fondo perfecto, y el bacalao al salmorejo con jamón D.O. Teruel, impresionante.
Arroz de marisco, Hotel Consolación, Monroyo
Bacalao al salmorejo con jamón D.O. Teruel,Hotel Consolación, Monroyo 
La calidad, elaboración y combinación de sabores es muy buena, aunque el postre de lingote de fruta de la pasión resultó demasiado ácido con el acompañamiento de frutos rojos. El segundo postre de manzana anisada con naranja, chocolate blanco y sorbete de limón fue todo un acierto.
Lingote de fruta de la pasión, Hotel Restaurante Consolación, Monroyo

Manzana anisada con chocolate blanco y sorbete de limón,Hotel Restaurante Consolación, Monroyo
Aún así, ciertos precios resultan excesivos: 24€ media ración habitual de bacalao, 7€ el postre, 3,60€ la botella de agua o el quinto de cerveza. El restaurante no reviste ningún lujo y el servicio tampoco destaca (dejar el ticket de la cuenta en la mesa sin plato debajo no resulta elegante en ningún sitio). Y aunque el alto nivel de cocina es evidente, el precio resulta abusivo 90,20€ sin vino ni cafés. 
Los restaurantes de la zona ofrecen carta con platos igual de excepcionales por una cena de 60€ -75€. Eso sí, el hotel compuesto de varios cubículos con tranquilidad absoluta en un entorno privilegiado debe de resultar una experiencia excepcional, aunque evidentemente, el precio se resiente también.

Por lo tanto, cenar en el recinto de una ermita con paredes de piedra con historia y platos de alta cocina puede ser una experiencia grata, pero siempre teniendo en cuenta un precio bastante más alto que la media ofrecida por la comarca.

En todo caso, acabamos ese fin de semana en el Matarraña, con muy buen sabor de boca. Os recomiendo descubrir cada pueblo de la región porque cada rincón rebosa de encanto.