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sábado, 7 de abril de 2018

3er día de fin de Semana Santa en Mosqueruela, Teruel

Mosqueruela amanece con un día propio de primavera por fin.

Y tras el mismo desayuno buffet del día anterior en el hotel Mas de Cebrián, con el ambiente frío y tenso propio del lugar, decidimos echar un vistazo a las terrazas exteriores, al que se accede, al lado de la barra, por el rincón de lectura. Comprobamos que el mantenimiento exterior es igual de deficiente que la limpieza interior: una cosa son plantas silvestres, y otra, plantas muertas en todas las macetas de las terrazas, que esperamos que en verano, por lo menos, se cuiden algo más, ya que parece que la terrazas son de ambiente chill-out y hay barbacoas. Y en la entrada al aparcamiento, al salir, pudimos ver basura esparcida entre los matorrales. La verdad que el invierno no hace que un mínimo de limpieza y mantenimiento no se puedan realizar.

Dejamos nuestra habitación para dirigirnos a la recepción y hacer el check-out. Después de la experiencia vivida durante los dos días de alojamiento, no esperamos más entusiasmo por parte del personal. Y en la línea habitual, sin ningún interés en absoluto por nuestra opinión sobre nuestra estancia, sólo con un "ya os vaís" en tono indiferente, nos despachan rápido con la entrega de la factura, explicándonos el sobrecargo por los dos cafés tomados en las cenas, no fuera que los regalasen a cambio de la limpieza no realizada.

En resumen, el hotel Mas de Cebrián podría ser el paraíso, como anuncian en su folleto, pero dista mucho de serlo. Habíamos reservado con tres meses de antelación, y habíamos pedido una habitación silenciosa, y no fue así. Pues lo de "paraíso" desapareció en la primera noche desde la atención en el recibimiento como en la salida que fueron muy fríos, ya que ni en hoteles de grandes cadenas se atiende de esta forma. Y lo normal en este tipo de alojamientos rurales de unas doce habitaciones, es que te atiendan de forma personalizada y amigable, es lo que hace que quieras volver, por el trato recibido. La información que te dan para hacer en los alrededores también es muy escasa, se entrega un folleto sin más explicaciones, ni preguntando si ya se conoce la zona.
Cuando leímos otros comentarios en Booking antes de reservar, nos preguntamos si fuimos al mismo establecimiento, porque en nada se parece el trato que recibimos nosotros, y menos aún el conjunto a un paraíso. Aunque también hemos visto en los comentarios de años anteriores que otros huéspedes comparten nuestra experiencia, así como comensales en TripAdvisor.

Desde luego no es pasión ni esmero en agradar a los huéspedes lo que define este hotel. Y es muy penoso porque bien se sabe que la hostelería es muy sacrificada, y cualquier enamorado de su profesión debería aportar todo su empeño en hacer que este lugar fuera mágico, o como pretenden que fuera un paraíso. Si no les gusta su trabajo, igual deberían dedicarse a otra cosa y dejar sitio a otros más entregados y profesionales.
En todo caso, creo que los propietarios, que han hecho el esfuerzo de invertir en este negocio, además de haber recibido subvenciones para la rehabilitación del edificio, con la buena intención de atraer al turismo por una de las zonas más despobladas de España, podrían preocuparse más por la gestión de su negocio que deja mucho que desear en manos de gerentes sin ninguna motivación por desempeñar su papel de la mejor forma.
Una pena en un enclave privilegiado que no se disponga del mejor personal, porque sin sonrisa ni simpatía, ni atención alguna hacia el cliente, los demás fallos, que resultarían detalles, toman importancia, y en conjunto el hotel resulta decepcionante.

Pero por suerte, en Mosqueruela así como en las proximidades, hay alternativas mucho mejores, y con un trato humano muy destacable y fiel a la zona. Igual deberían tomar ejemplo, porque hoy en día los turistas no estamos sólo de paso, sino que recomendamos a muchos conocidos y clientes potenciales. Y las criticas con argumentos pueden llevar tanto al éxito de un local como a su ruina. Bajo la experiencia vivida, y por lo tanto, mi punto de vista, no volvería al hotel Mas de Cebrián, y no lo recomendaría.

Nuestro último día de turismo por Gudár-Javalambre acaba de empezar, y nos dirigimos al Merendero de las Truchas de Mosqueruela. Avisaros que con la carretera que está en obras, ya que la ruta hacia Mosqueruela está en un estado pésimo, llena de parches, parece que hay algunos cambios de entrada a los senderos, y se les ha olvidado señalar de forma correcta dicho merendero. Así que al salir del pueblo en dirección a Cantavieja, procurad ir despacio llegando a la Ermita de San Lamberto justo a la salida del pueblo. Tenéis que coger una pequeña y antigua ruta que llevaría a la Iglesuela del Cid. Y siguiendo la pista con tramos de tierra, yendo con cuidado porque la recorren ciclistas y senderistas, llegaréis al merendero tras un camino de unos 6,5 km que no se hace pesado, ya que podéis disfrutar de la vegetación y de los muros de piedra seca propios de la zona. También pasaréis delante de un bonito abrevadero de madera tallada acabado con forma de cabeza de caballo o burro.
Abrevadero camino del merendero de las truchas,
Mosqueruela
Ya llegamos al final del camino y a mano derecha, podemos ver que el embalse no está en su total esplendor ya que le falta mucha agua. La zona sufre de sequía desde hace mucho tiempo. Podemos aparcar abajo dónde la zona de barbacoa. Ya hay gente dispuesta a disfrutar de un bonito día.

Embalse del merendero de las truchas,
Mosqueruela

Embalse del merendero de las truchas,
Mosqueruela

Camino en el merendero de las truchas,
Mosqueruela
Después de ver más de cerca el embalse que sirve de piscina natural en verano, si tiene más volumen de agua, decidimos descubrir el resto del camino dónde nos detenemos delante de una roca con un  placa en homenaje a un agente forestal fallecido.
Placa en homenaje a guarda forestal,
el merendero de las truchas, Mosqueruela

Y al final, llegamos a una área con refugio de piedra y otra caseta para aseos que parecen indicar que, en verano, aquí se instala un chiringuito.
Merendero de las truchas, Mosqueruela

Merendero de las truchas, Mosqueruela
Como el bosque apacible invita a a un bonito paseo, nos adentramos un poco en él admirando su vegetación y pequeños rincones curiosos que parecen mágicos.

Bosque del merendero de las truchas,
Mosqueruela

Bosque del merendero de las truchas,
Mosqueruela

Volvemos sobre nuestros pasos hasta regresar en coche a la Ermita de San Lamberto, para admirar el monumento por fuera, ya que está cerrado. 

Ermita de San Lamberto, Mosqueruela

Ermita de San Lamberto, Mosqueruela
Ermita de San Lamberto, Mosqueruela
Ermita de San Lamberto, Mosqueruela

Vista de Mosqueruela desde la Ermita de San Lamberto

Y ya es hora de comer, por segundo vez, en La Posada de Mosqueruela, dónde nos atienden de forma calurosa, y contentos de que repitamos en su establecimiento en un mismo fin de semana. Es que la comida y la acogida, incluso por parte del personal nuevo, bien se lo merecen. Se nota el amor por su trabajo y la calidad humana de su gente. 
Volvemos a elegir el menú que va variando, por 21€, es muy completo y delicioso (ver primera entrada de "Fin de Semana Santa en Mosqueruela"). A pesar de estar el comedor al completo, el servicio sigue igual de bueno. 
Cerveza Alhambra Reserva, bien fría,
La Posada de Mosqueruela

Alcachofas, La Posada de Mosqueruela

Corvina, La Posada de Mosqueruela

Y nos despedimos de este maravilloso establecimiento con la promesa de volver a deleitarnos con su gastronomía, y también alojarnos en una de sus preciosas habitaciones, con la seguridad de una atención recibida superior.

La visita a Mosqueruela ha acabado, y emprendemos ruta hacia Vilafranca del Cid, a unos 35 minutos, dónde hemos reservado la Casa Rural La Caseta de L'Hort para nuestra última noche de fin de Semana Santa.
La casa rural no está indicada, y es muy fácil perderse por las calles de difícil acceso de este pueblo, por lo que os recomiendo seguir la señal que indica "Pla de Mosorro", y no tendréis pérdida. Llegados abajo del barranco, seguid unos metros más por la pista y justo a la izquierda, hay un camino de piedras (no hay indicación de la casa), se trata del cauce del río, el cual no suele aparecer, salvo unas pocas veces al año cuando llueve fuerte. Pasaréis unos huertos de cada lado, y la casa se encuentra a mano izquierda. Si tenéis dificultad para encontrarla, llamad al dueño, Raúl, como hicimos nosotros, y os irá indicando el camino por teléfono.
Podéis dejar el coche justo delante de la puerta de la casa. Raúl y su madre nos reciben de forma jovial y amigable. Nos enseñan toda la casa y su funcionamiento con mucha confianza, preocupándose en todo momento por el bienestar del huésped. 
Casa rural La Caseta de L'Hort,
Vilafranca del Cid

La casa está muy bien acondicionada para una estancia placentera, es muy luminosa, y con unas vistas preciosas, y un jardincito rústico muy bonito que va tomando forma. 
Vista desde la Caseta de L'Hort,
Vilafranca del Cid


Jardín de la Caseta de L'Hort,
Vilafranca del Cid
La terraza aún está por acabar, y hay proyecto de hacer un jardín japonés, ojalá se pueda realizar, porque quedará precioso. 
Vista desde la Caseta de L'Hort,
Vilafranca del Cid

Vista desde la casa rural La Caseta de L'Hort,
Vilafranca del Cid

La limpieza es muy correcta, y hay buenos electrodomésticos. La casa es cálida con suelo radiante, además de poder encender la chimenea con la leña que nos deja Raúl.

Casa rural La Caseta de L'Hort,
Vilafranca del Cid
 Como pequeño detalle, faltaría un trapo de cocina, para secarse las manos, y una tostadora para estancias algo más largas que una noche, aunque hay un pequeño horno que tiene grill. Pero hay de todo, como una buena cafetera y cápsulas, lavadora, lavavajillas, nevera, etc... Y también hay tiendas en el centro muy cerca para hacer las compras necesarias para desayunos y demás, aunque Raúl deja en la casa lo que hayan podido dejar otros huéspedes como aliños y condimentos.
Casa rural La Caseta de L'Hort,
Vilafranca del Cid
Sólo avisaros que para personas con dificultades para moverse, no os recomiendo esta casa ya que se trata de una estancia por planta con escaleras, por lo que la cocina se encuentra en la primera planta, y la habitación con jacuzzi, y una cuarto de baño con ducha y aseo se encuentran en la segunda planta.
También aceptan mascotas, por lo que es posible que os encontréis algún pelillo por ahí, que por mucho que se limpie, siempre se queda algo en el ambiente, así que para alérgicos, no es apto tampoco. 
Casa rural La Caseta de L'Hort,
Vilafranca del Cid

Casa rural La Caseta de L'Hort,
Vilafranca del Cid
 La habitación reune lo necesario para estar cómodos, y aunque no disponga de sitio para un armario o cómoda, sí tiene espacio encima del murito para dejar maletas o ropa, y un mueble empotrado con estantes.
Casa rural La Caseta de L'Hort,
Vilafranca del Cid
Nosotros conocíamos ya Vilafranca del Cid, y por eso decidimos pasar el resto de la tarde relajándonos en los sillones de masaje, y luego darnos un buen baño en el jacuzzi, aunque las burbujas salían algo flojitas, las bolitas efervescentes que dejo Raúl fueron un detalle. Como nota, eché en falta un mango de ducha para poder aclararme antes de salir de la bañera, sólo está el grifo sin alcachofa.
Casa rural La Caseta de L'Hort,
Vilafranca del Cid

Hora de cenar, y nos vamos al Restaurante elegido "L'Escudella" (C/ Portell, nº4. T. 685 856 386), con la suerte de que abre el domingo por la noche. El local está ubicado cerca de la salida del pueblo, y con mucho sitio para aparcar, justo enfrente tiene parking y gratis. El exterior no deja entrever que en su interior se esconde un tesoro para los amantes de la gastronomía y el buen hacer. 

La sala, sin ser muy grande, es espaciosa y decorada con gusto. Nuestra mesa es muy íntima, y nos sentimos cómodos, aparte de que es una noche muy tranquila por ser domingo sin duda, porque suelen tener completo y amplían los horarios para fechas señaladas como Semana Santa.
Restaurante L'Escudella, Vilafranca del Cid

Restaurante L'Escudella, Vilafranca del Cid

Nos atiende Bruno en la sala, con un trato cercano, y en los fogones, su marido, Emilio. Su carta se presenta con platos fabulosos, creados con mucha pasión y originalidad, con una combinación de sabores sorprendentes. 
Restaurante L'Escudella, Vilafranca del Cid

Cuando viajamos bastante y conocemos tantos restaurantes, es un enorme placer poder descubrir algo totalmente nuevo y tan afín a nuestro gusto por la aventura gastronómica.
Los productos son de proximidad y de la mejor calidad, y elegimos los platos que más nos llaman la atención, pero no dejamos de probar también las sugerencias de Bruno, como los "Napoleones", croquetas con forma de sombrero de Napoleón. De mientras esperamos para la degustación, Bruno nos trae unas olivas muy buenas de aperitivo.
Aperitivo, Restaurante L'Escudella,
Vilafranca del Cid
Los Napoleones, si os gustan la croquetas de Morella, os diré que éstas son muy superiores en sabor y textura, con un crujiente delicado, y suavidad en su interior pero a la vez con fundamento,  como diría uno. 
Napoleones, Restaurante L'Escudella,
Vilafranca del Cid
 Cada bocado es un placer para los sentidos, el carpaccio con foie resulta maravilloso! Y eso que hemos probado carpaccios, pero éste con una combinación de ingredientes fabulosos lo convierten en una obra de arte!
Carpaccio con foie, Restaurante L'Escudella,
Vilafranca del Cid

Luego nos sorprende con gracia el crujiente de bolo en forma de puro relleno de morcilla, y ahumado con especias, como la canela, en el cual destaca el carácter de una fantasía gastronómica ligado a un esmero en su elaboración. 
Crujiente de bolo, Restaurante L'Escudella,
Vilafranca del Cid

Llegan los segundos: un solomillo de ternera en su punto ¡impresionante! y ¡qué decir del magret de pato, pura delicia en boca! Y como veréis en las fotos, las cantidades son muy generosas, tanto que no pude terminar el magret, pero por supuesto que no lo iba a dejar, así que Bruno fue muy amable de preparármelo para llevar. Y todo acompañado de un buen vino Somontano blanco fresco.
Solomillo, Restaurante L'Escudella,
Vilafranca del Cid

Magret de pato, Restaurante L'Escudella,
Vilafranca del Cid

Y de postre, estamos bien llenos, pero no podemos irnos sin probar, en todo caso, otra fantástica obra de arte como el helado de higos con naranja. Un plato lleno de matices, incluso sensaciones, porque una cucharadita de helado era como si te comieras la fruta original. Y la combinación de ingredientes utilizados y los colores del plato hacen de este postre algo incomparable. 
Helado de higo con naranja, Restaurante L'Escudella,
Vilafranca del Cid

No se trata de añadir simplemente un ingrediente con otro, sino de crear una obra maestra con ingredientes frescos, sin alterar en nada su gusto sino al contrario resaltar cada sabor de forma magistral. ¡Cómo dista del típico brownie o coulant que encontramos por todas partes! Y hay tantas combinaciones posibles e ideas como imaginación para realizar un postre digno de la máxima excelencia gastronómica. Y todo por un precio muy justo por todo lo que se nos ofreció, unos 76€ los dos.
Y para coronar esta magnífica velada, el chef vino a saludarnos, y mantuvimos una charla muy amena con la pareja, que si no le ponemos fin porque ya se hace tarde, ¡nos quedamos hasta la mañana siguiente! 
La verdad que el servicio y el trato fueron inigualables nos sentimos entre amigos. Y esta calidad humana es lo que buscamos la gente enamorada del turismo, de la gastronomía, y de la vida. Como pusimos en TripAdvisor, la mejor manera de resumirlo era poniendo de título: "me hizo muy feliz!". 
Podéis estar seguros de que vais a seguir teniendo mucho éxito, porque os lo merecéis sin duda. Y estamos ansiosos por volver por la zona, sólo por volver a disfrutar de vuestro arte y pasión por vuestro trabajo que refleja vuestro carácter y buen corazón.
¡Ah! y para los que sois de la zona o simplemente os queréis acercar sólo para probar una experiencia de lo más original, se hacen cenas teatrealizadas sobre temas literarios, de libros distintos, tantos los clásicos como otros best sellers o libros de cabecera, del tipo "Como agua para chocolate". Una apuesta original unida al talento de los anfitriones, ¡no hay que perdérselo! Ojalá viviéramos más cerca, pero quién sabe si algún día podamos asistir a una de ellas...

La 1h30 de la madrugada y con la satisfacción plena de haber pasado una velada increíble, nos reunimos con nuestra cama de la Caseta de l'Hort, muy cómoda por cierto. La verdad que ha sigo una gozada poder alojarnos en esta casa rural. Es ideal para desconectar, y el haber podido dormir en silencio la convierte en un remanso de paz, justo lo que buscábamos para acabar este gran fin de Semana. Esperamos volver pronto para poder disfrutar más de la casa, de su paz, de sus increíbles vistas, de los bonitos paseos por lo alrededores, y de la buena gastronomía de la zona.

Y aquí se acaba nuestro fin de Semana Santa en Gúdar-Javalambre y el Maestrazgo. Nos encanta esta zona, y no dudaremos en volver siempre.

Segundo día en Gúdar-Javalambre, Teruel

Segundo día de fin de Semana Santa, y desde nuestra junior suite Vistabella del Hotel Mas de Cebrián en Mosqueruela, podemos disfrutar de las bonitas vistas sobre la campiña con un ligero manto de nieve caído durante la noche.

Vista desde la Junior Suite Vistabella, Mas de Cebrián

Terraza de la Junior Suite Vistabella, Mas de Cebrián

El horario del desayuno es bastante cómodo para los que no somos madrugadores, ya que es de 9h30 a 12h. Si se desea desayunar antes, se puede pedir el día anterior. También pueden venir a desayunar personas de paso que no se alojan en el hotel.

Bajamos a desayunar entonces hacia las 10h en la primera sala dónde se ubica el bar, y aguarda un desayuno buffet sobre la barra. El desayuno es bastante variado aunque por ser un hotel rural de categoría, se esperaría quizás algún bizcocho casero, o alguna bollería como croissants, y no sólo galletas y magdalenas con envoltorio de plástico, y por lo tanto no caseras, a diferencia de lo que respondió la gerente. En la misma línea fría propia del establecimiento, nos preguntan desde la barra si queremos cafés. Y por mucho que éste sea de buena calidad, otra cosa es saber cómo prepararlo, y en ese caso, el resultado no fue bueno.

Las mesas en la zona del desayuno se tambalean, y ya saben que están cojas visto que hay servilletas sirviendo como cuñas. Al servir el café con leche, se derrama buena parte sobre la mesa, no tuvimos derecho a unas disculpas ni a arreglar la mesa o invitarnos a cambiarnos de sitio. Sí que se limpió la zona y se cambió el plato de la taza porque lo tendimos nosotros. Y todo con la falta de simpatía habitual del lugar.
La gerente que de mientras estaba montando mesas en el comedor, al volver a la zona del desayuno, no saludó a nadie, y eso que eramos pocos, y cuando se cruzaron detrás de la barra la camarera y ella, fue como si fueran transparentes las dos, no cruzaron ni media palabra. Se podía cortar la tensión del ambiente con un cuchillo. Lo que finalmente repercute negativamente sobre la imagen que dan a los clientes.
Además, entró un grupo para desayunar, y un señor pidió, de forma amable, si se podía traer otra silla, tras lo cual la gerente respondió, de modo muy poco agradable, que "a eso iba". Está claro que una vez más, y como he relatado en la entrada anterior, en este establecimiento existe una falta clara de profesionalidad en la atención al cliente. Son cosas que no se esperan de un sitio así.

En fin, acabamos nuestro desayuno, aún perplejos ante el comportamiento poco usual del personal. Y por costumbre, antes de marcharnos, guardamos todas nuestras pertenencias para que la señora de la limpieza pueda realizar su trabajo lo mejor posible.
¡Cuál será nuestra sorpresa al volver de nuestro día de excursión, cuando nos damos cuenta de que lo único que se ha hecho en la habitación es la cama y poco más!: la bañera está llena de huellas de agua evidentes en el borde, de la noche anterior, los espejos sucios, polvo en muebles y manchas antiguas, y la verdad que no vemos que se haya realizado una limpieza normal, sino algo muy apresurado. 
Por mucho que fuera un fin de semana ajetreado, no tiene justificación alguna saltarse la limpieza de las habitaciones, ni que por estar dos noches alojados, tuviéramos que conformarnos así.
Cuando hemos pagado un precio más bien elevado, 189€ la noche sin contar cenas, no resulta agradable encontrarse con que la limpieza no se ha realizado, o no del modo adecuado. Es algo incomprensible en un hotel dónde, por sus pretensiones y precios, el servicio debería ser óptimo, y en realidad, dista mucho de serlo.
Tarifas Hotel Mas de Cebrián

Pero dejamos la enésima decepción del Mas de Cebrián a un lado, para dirigirnos a uno de los pueblos que forman parte de los declarados "más bonitos de España". Hoy, es un día con viento violento y helado digno de pleno invierno, por lo que nos abrigamos bien, y bajo agua nieve que cae a ratos, recorremos las bonitas calles de Puertomingalvo. Hay aparcamiento grande de tierra cerca de la entrada del pueblo.
Puertomingalvo, Teruel

Puertomingalvo, Teruel

Puertomingalvo, Teruel

Puertomingalvo, Teruel

Puertomingalvo, Teruel

Puertomingalvo, Teruel

Puertomingalvo, Teruel

Puertomingalvo, Teruel

Puertomingalvo, Teruel

Puertomingalvo, Teruel

Puertomingalvo, Teruel

Hora de comer, y tenemos reservada una mesa en El Dao (C/ Mayor, nº8. T. 978 801 929). Recomendamos ir a partir de las 13h30, porque el comedor no abre antes de esa hora. Pero si acaso llegas antes, puedes entrar en la tienda/cafetería y tomarte un buen vermut casero, como hicimos nosotros para hacer tiempo, aunque suele haber bastante gente esperando.
Al comedor se accede por la puerta vecina. La sala no es muy grande, pero dispone de diferentes mesas para grupos y parejas, dejando espacio entre cada una para la intimidad.
Restaurante El Dao, Puertomingalvo

La carta no es muy extensa pero propone platos variados y con productos de la zona, casi todo proviene de su propia tienda, así que más fresco imposible. También tienen platos de temporada con trufa o setas. Sin contar la bandeja de pan incluida, los platos son abundantes y todo para compartir, nos recomiendan cuantos platos pedir, nosotros con tres y el postre, acabamos llenos.
Bandeja de pan, El Dao, Puertomingalvo

Ensalada de perdiz, El Dao, Puertomingalvo
Lacon con patatas, El Dao, Puertomingalvo


Gambas, El Dao, Puertomingalvo

Detalle de golosinas con el café,
El Dao, Puertomingalvo

La camarera atiende muy bien y rápido, a pesar de estar el comedor completo, y siempre preguntando si nos gusta, algo que se agradece. Los precios son muy asequibles, para dos personas, nos salió por unos 50€, con bebidas y café.

Y muy satisfechos con nuestra comida, a pesar del viento molesto, decidimos irnos a Linares de Mora, el pueblo justo antes de las pistas de esquí de Valdelinares. Al acercaros al pueblo, reducid velocidad ya que la entrada al pueblo aparece algo escondida justo a mano izquierda. Se puede dejar el coche justo en la entrada del pueblo. Y nos damos un paseo por sus pintorescas calles.


Linares de Mora, Teruel

Restos del castillo de Linares de Mora, Teruel

Linares de Mora, Teruel
Campanario de la iglesia barroca de la inmaculada,
Linares de Mora

Linares de Mora, Teruel

Linares de Mora, Teruel

Linares de Mora, Teruel

Linares de Mora, Teruel

Ermita de Santa Anna, Linares de Mora, Teruel

Saliendo de Linares de Mora y yendo en dirección a Valdelinares, a unos pocos kilómetros, encontramos la señal que nos indica el Pino del Escobón. Y llegamos a esta bonita área recreativa por una pista asfaltada, para encontrarnos delante de un majestuoso pino de más de 400 años, y con casi 30 metros de altura, el más alto inventariado de la provincia.
Linares de Mora, Teruel
Se puede subir en el muro que lo rodea para tener el privilegio de poder tocarlo o intentar abrazarlo entre varias personas ya que ¡su perímetro alcanza más de 5 metros!
Linares de Mora, Teruel

Pino del Escobón, Linares de Mora, Teruel
También, se puede pasar un bonito día de picnic en esta área con barbacoas, y rodeados de naturaleza. Eso sí, siempre respetando y limpiado la zona antes de irse, ya que como comprobamos el estado del suelo, muchos no son capaces de respetar su entorno y siempre tienen que dejar basura estropeando el medio ambiente. Y luego se preguntan por qué se restringe cada vez más el acceso a estos sitios.
Linares de Mora, Teruel

Área recreativa, Linares de Mora, Teruel

Y después de este bonito aunque frío día, bien nos merecemos un buen baño caliente en nuestra suite del Mas de Cebrián.
Junior suite Vistabella, Mas de Cebrián

Qué bonita es la salida de la luna...

Vista desde la Junior suite Vistabella, Mas de Cebrián

Vista desde la Junior suite Vistabella, Mas de Cebrián
Cenamos por segunda y última noche en media pensión en el hotel Mas de Cebrián. Y nos reciben con la misma apatía del día anterior. La cena, con el menú que toca, resulta igual de buena, dejando aparte el fallo de exceso de sal en escamas para decorar el carpaccio de pulpo. Una pena que no acompañe una sonrisa o una muestra de cordialidad o simple educación. Cenamos y nos vamos, sin derecho a un "buenas noches" siquiera.

Y otra vez tenemos que aguantar el ruido sordo e incesante de la puerta batiente de la barra abajo hasta que se acabe el servicio.

Tercer día en Mosqueruela en la entrada siguiente...