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domingo, 16 de diciembre de 2018

De turismo por el oeste de Cuenca: Monasterio de Uclés, y Huete

En nuestro último día de puente de la Constitución en Cuenca, nos vamos a descubrir el conocido como "el Escorial de la Mancha": el Monasterio de Santiago de Uclés, obra de Francisco de Mora, discípulo de Juan de Herrera. Por eso, el monasterio, aunque de dimensiones más reducidas, puede recordar al Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial.

Para llegar al Monasterio, desde Cuenca coged la CUV-7021 que os lleva directo. Tenéis que bordear el casco antiguo de Uclés y cuando lleguéis a una bifurcación, tomad a la izquierda hacia arriba, dónde podéis aparcar en el amplio parking del Monasterio.

Monasterio de Uclés, Cuenca

El Monasterio, ubicado junto a los restos de la fortaleza medieval, es muy bonito, creo que vale la pena desplazarse para verlo.

Ruinas fortaleza militar de Uclés, Cuenca

La entrada con audio guía incluida son 4,50€/ persona. Y según si os gusta atender a cada una de las explicaciones o si preferís una vista más rápida aunque apreciando cada sala y obra, el tiempo de la visita puede ir desde unos 40 minutos a una hora aproximadamente. Y podéis tomar fotos pero sin flash.

Monasterio de Uclés, Cuenca

Monasterio de Uclés, Cuenca

Monasterio de Uclés, Cuenca

Monasterio de Uclés, Cuenca

Monasterio de Uclés, Cuenca

Monasterio de Uclés, Cuenca

Monasterio de Uclés, Cuenca

Y si os queda tiempo, dad un paseo también por Uclés, la que fue capital de la poderosa Orden Militar de Santiago.


Uclés, Cuenca

Por desgracia, nosotros no pudimos recrearnos más tiempo en Uclés, porque teníamos reservada una mesa en el Restaurante La Cibera de Huete, por ser nuestro siguiente pueblo a visitar, a unos 28km. 
Llegamos puntuales a este bonito e íntimo restaurante en la calle Mayor de Huete (T. 969 37 20 70), dónde pudimos aparcar sin dificultad, ya que el pueblo estaba muy tranquilo.

Restaurante La Cibera, Huete, Cuenca


El Restaurante La Cibera tiene una antesala de bar, y dos comedores, el último una salita muy acogedora y tranquila cuyas paredes respiran ambiente de antaño, además de una música de fondo muy agradable. 

Restaurante La Cibera, Huete, Cuenca

Restaurante La Cibera, Huete, Cuenca

El dueño muy educado y cercano nos atiende con mucha eficacia. La carta  presentada ofrece buena variedad de platos de la región, con primeros perfectos para compartir, y a destacar de los segundos ¡unas carnes a la brasa que quitan el hipo!

 Carta del Restaurante La Cibera, Huete, Cuenca

Nos sirven un aperitivo con los vermuts caseros muy buenos que hemos pedido.

Aperitivo del Restaurante La Cibera, Huete, Cuenca

Croquetas de cocido, Restaurante La Cibera, Huete, Cuenca

Queso rebozado, Restaurante La Cibera, Huete, Cuenca

Solomillo a la brasa, Restaurante La Cibera, Huete, Cuenca

Lagarto ibérico a la brasa, Restaurante La Cibera, Huete,
Cuenca

Torrijas, Restaurante La Cibera, Huete, Cuenca

Helado de vainilla con guindas confitadas,
Restaurante La Cibera, Huete, Cuenca

El precio, unos 68€/ pareja, muy acorde con la calidad y en función de la cantidad de platos elegidos, o sea muy correcto. Además para quién tenga menos apetito o para los niños, también hay tostadas con diversas guarniciones a buen precio. 
En resumen, os recomiendo La Cibera de Huete porque se come de maravilla y con un fabuloso ambiente para ir en pareja o grupo reducido.

Muy satisfechos de nuestra comida, nos disponemos a visitar Huete con un rico patrimonio histórico, aunque todo hay que decirlo, no está en muy buen estado de conservación, a pesar de que parece que actualmente se están acometiendo obras de rehabilitación. Pero entendemos el esfuerzo económico que supone para una localidad pequeña y algo alejada de la Cuenca capital.

Huete, Cuenca

En una hora, podemos ver todos los monumentos relevantes del casco antiguo de Huete, convento, iglesias, palacios, etc..., aunque ninguno de los visitables se encontraba abierto el domingo por la tarde. De los demás, queda principalmente la fachada, y otros son de función administrativa, como el Monasterio de Santa María de la Merced  del S. XIII que alberga el Ayuntamiento y tres museos. 

Torre del Reloj, Huete, Cuenca

Huete, Cuenca

Huete, Cuenca


Huete, Cuenca


Huete, Cuenca

Huete, Cuenca

Huete, Cuenca

Huete, Cuenca

Huete, Cuenca

Huete, Cuenca

Si tenéis tiempo y vais el domingo por la mañana, están abiertas las minas romanas de Lapis Specularis, a 15 minutos del pueblo, que servían de suministro de cristal a la villa de Segóbriga. Su visita puede resultar muy interesante.

Y aquí termina nuestro recorrido turístico de 4 días por Cuenca y sus alrededores.

Ahora toca relajarnos y descansar de tanto caminar, y para ello hemos reservado para nuestra última noche, la Suite del Torre Maestre Hotel rural, en la aldea de Villar del Maestre a unos 30 minutos de Huete, por 137€ la noche con desayuno incluido. 

La estrecha carretera de campo no está en muy buen estado por los numerosos agujeros de tractores en el asfalto, pero yendo sin prisas y con precaución, no supone más complicación. Os recomiendo llegar de día para mayor comodidad.
El Hotel no tiene pérdida ya que es un pueblo muy pequeño, y yendo todo recto, enseguida encontraréis la fachada de piedra que se ha podido conservar de las ruinas de este antiguo palacio totalmente reconstruido por sus dueños, y manteniendo su carácter histórico con una decoración esmerada de estilo señorial en sus diferentes salas. Y podéis aparcar en la misma calle.

Torre Maestre Hotel Rural, Villar del Maestre, Cuenca

El dueño nos atiende de forma amable y educada, pero desde el primer momento, nos sorprendente su carácter introvertido, ya que siendo viajeros amantes de estos hoteles con encanto ubicados en pueblos que no son de paso ni con interés turístico, no estamos acostumbrados a encontrarnos con un trato más bien distante. 
Es más, no supimos el nombre del dueño hasta llegar a nuestra habitación dónde consta una hoja informativa con las normas y directivas del establecimiento, y dónde aparece una pequeña presentación, que aunque parece que se trata de un establecimiento familiar, sólo aparece publicado el nombre del dueño, Carlos. 

Torre Maestre Hotel Rural, Villar del Maestre, Cuenca

Tampoco, mostró interés en ningún momento en enseñarnos las diferentes estancias ni nos informó de los servicios, como podría ser la posibilidad de tomar un refrigerio en su precioso salón. También hay folletos y planos turísticos a disposición en una mesa de la entrada, pero no recibimos más de parte del propietario. Fue llegar, hacer el check-in y llevarnos a la suite, sin siquiera preguntar si podía ayudarnos con el equipaje en las escaleras. 

Torre Maestre Hotel Rural, Villar del Maestre, Cuenca

Torre Maestre Hotel Rural,
Villar del Maestre, Cuenca

Torre Maestre Hotel Rural,
Villar del Maestre, Cuenca

Torre Maestre Hotel Rural,
Villar del Maestre, Cuenca

Torre Maestre Hotel Rural,
Villar del Maestre, Cuenca

Bueno, nos vamos acomodando en esta espaciosa y encantadora suite entre piedras, con algún mueble o lámpara originales. 

Suite del Torre Maestre Hotel Rural,
Villar del Maestre, Cuenca

Acceso a la Suite
del Torre Maestre Hotel Rural,
Villar del Maestre, Cuenca

Suite del Torre Maestre Hotel Rural, Villar del Maestre, Cuenca

Suite del Torre Maestre Hotel Rural,
Villar del Maestre, Cuenca

Dispone de un armario de madera, con dos niveles para perchas, sorprende el de mayor altura al que apenas se puede acceder. También hay un reposa-maletas, siempre práctico.

Suite del Torre Maestre Hotel Rural, Villar del Maestre, Cuenca

Suite del Torre Maestre Hotel Rural,
Villar del Maestre, Cuenca

En cuanto al baño, es bastante grande, aunque la bañera hidromasaje se queda algo justa para dos personas, habiendo sitio para una de mayor tamaño. Apreciamos el detalle de las velas con cerillas para un ambiente más romántico, y los geles de calidad. 

Baño de la Suite del Torre Maestre Hotel Rural,
Villar del Maestre, Cuenca

Baño de la Suite del Torre Maestre Hotel Rural,
Villar del Maestre, Cuenca

La cama es cómoda, aunque para los que no estamos acostumbrados a dormir únicamente con el nórdico sin sábana, nos resulta algo extraño y se cuela más el aire por debajo. La temperatura de la habitación se puede regular fácilmente en su termostato, y es agradable por ser de suelo radiante.

Suite del Torre Maestre Hotel Rural,
Villar del Maestre, Cuenca

Si buscamos deficiencias, las cortinas opacas no cubren del todo los ventanales, podría ser un incordio para los más sensibles a la luz de madrugada. La limpieza es correcta pero no impecable, ya que los grifos del baño presentaban mucha cal que se iba rascando con la uña, y hasta el chorro del agua se desviaba considerablemente. También había polvo encima de las lámparas colgantes de las mesitas de noche. Creo que en un sitio así, todo debería estar controlado y mantenido adecuadamente. 

Grifo con cal, Suite del Torre Maestre Hotel Rural,
Villar del Maestre, Cuenca

Tampoco encontramos ningún detalle de bienvenida acorde con un hotel rural de estas características, como la comodidad de disponer de un espejo para maquillarse, o una botella de agua de cortesía, ni tan sólo unos caramelitos, de esos detalles que marcan la diferencia y animan a repetir.

Nuestra suite también dispone de una terraza y vistas sobre el patio y jardines en bancales, que por lo que supimos en la web del hotel, hay un jacuzzi bajo la carpa en el jardín superior, tampoco nos informó de ello el dueño. Pero bueno, teniendo hidromasaje en la suite, no nos iba a interesar mucho, aunque para posibles visitas posteriores, siempre es bueno informar de todo lo que puede ofrecer el hotel.

Terraza de la Suite del Torre Maestre
Hotel Rural, Villar del Maestre, Cuenca

Vista desde la Suite del Torre Maestre
Hotel Rural, Villar del Maestre, Cuenca

Vista desde la Suite del Torre Maestre
Hotel Rural, Villar del Maestre, Cuenca

Terraza de la Suite del Torre Maestre
Hotel Rural, Villar del Maestre, Cuenca

Nos nos atrevimos a bajar antes de la hora de la cena, ya que el dueño nos preguntó la hora que nos convenía, y no parecía interesado en atendernos antes. Habíamos informado por e-mail de nuestra intención de cenar en el hotel, ya que aparte, no existe más que un bar en el pueblo, y no hay ningún otro pueblo más cerca que Huete a unos 30km.
A diferencia de la mayoría de estos hoteles que suelen ofrecer un menú cerrado, aquí se trata de cena a la carta que podemos consultar desde la habitación, con platos de la zona y entrantes y carnes más elaborados. 
Bajamos pues a la hora indicada, y al ser los únicos alojados en el hotel en este último día de puente, elegimos nuestra mesita. El comedor es acogedor con decoración rústica y campestre. También nos acompaña una música de ambiente agradable.

Comedor del Torre Maestre Hotel Rural,
Villar del Maestre, Cuenca

Comedor del Torre Maestre Hotel Rural, Villar del Maestre,
Cuenca

Carlos sigue atendiéndonos de la misma forma, amable pero por mucho que intentemos darle conversación, ésta se finaliza en breve por no dar continuidad. Sólo conseguimos saber algo más de la historia de la construcción del hotel preguntándole. Por sus propias palabras, confiesa que la realización del proyecto de reconstrucción fue una locura y no repetiría la experiencia. 
Está claro que semejante decisión se debe tomar con mucha meditación ya que un negocio hostelero pide ya de por sí mucha dedicación, y sabiendo que la inversión no llega a ser rentable hasta pasados muchos años, mejor que nuestro trabajo se vuelva en nuestra filosofía de vida, porque sino uno se quema con mucha facilidad al cabo de pocos años. 
Puede que sea el caso aquí ya que los dueños, ya de cierta edad, tienen su primera residencia en Madrid capital, y excepto en verano, sólo acuden para atender a su hotel los fines de semana y puentes festivos. Quizás esperen con ansias el relevo de su hijo que, por los comentarios leídos, parece que les ayuda en algunos momentos de más trabajo. 

Pedimos una copa de vino blanco seco y como la botella no estaba empezada, para ser deferentes, preveíamos llevárnosla. Pero nos quedamos estupefactos cuando sin servirnos las copas siquiera, el dueño nos la deja tal cual en la mesa, sin cubitera de hielo, y a una temperatura poco adecuada. Por lo tanto, el vino no supo ni fresco ni bueno, y cuando volvió al rato, le dijimos que ya se lo podía llevar que con una copa, teníamos suficiente ya que no estaba muy fresco. Fue cuando nos dijo ¿si traía una cubitera?, pero le dijimos que no hacía falta. 
En principio, y viendo la deficiencia del servicio, pensábamos que el hotel llevaba poco abierto y no tenían experiencia en el tema, aunque para saber servir un vino, tampoco es necesario conocer el protocolo hotelero. Sin embargo, por lo que pudimos averiguar, llevan 5 años abiertos, de los cuales los tres primeros hacían hasta banquetes, pero se habían cansado del trabajo y la atención que suponía, y llevaban 2 años sólo acogiendo a los clientes que se alojaban en el hotel. 
Así que, o en esos años dejaba el comedor a cargo de profesionales con experiencia, o simplemente, tenía un mal día, o ya no le daba la gana servir como se merece. Nosotros no encontramos otra explicación, pero en todo caso, no fue acertado.

Elegimos los platos que van a configurar nuestra cena, y decidimos compartir cada uno por falta de apetito: chorizo de ciervo, ¡delicioso! aunque podría venir acompañado de alguna tostadita. 

Chorizo de ciervo, Torre Maestre Hotel Rural,
Villar del Maestre, Cuenca

Sí que rechazamos el pan de la mesa al principio porque no acostumbramos a comer mucho por guardar sitio para todos los platos, pero no sabíamos que sería el único, ya que con un plato que se come esencialmente con pan, ¡no se puede traer a palo seco! Podía haber traído el pan de nuevo, pero el hombre se veía tan parado que no nos atrevimos a pedírselo. Se refugiaba en la cocina dónde estaría su mujer cocinando, la cual no tuvimos el placer de conocer aunque fuéramos los únicos huéspedes alojados en este día.
La verdad que nosotros no tuvimos constancia ni prueba del trato familiar de la casa que alaban otros comentarios que pudimos leer sobre el hotel. Lo que implica que no llegásemos a sentirnos como en casa en ningún momento, y por lo tanto, más bien cohibidos.

De entrante, pedimos la ensalada de vieiras con jamón y ajos tiernos. Nos sorprendió que fuera literalmente una ensalada, aunque bien presentada, porque las vieiras suelen consumirse más bien tibias. Y para resaltar su sabor, combinan muy bien con un aderezo de naranja. En este caso, parecía de limón, y demasiado agrio, lo que enmascaraba mucho su sabor.

Ensalada de vieras con jamón y ajos tiernos,
Torre Maestre Hotel Rural, Villar del Maestre,
Cuenca

El solomillo de ternera con foie y hojaldre con setas, un plato muy logrado y original con este lecho muy sabroso (por cierto el más caro de la carta a 23€), igual que el tiramisú casero. Y se lo hicimos saber al dueño para que felicitara a la cocinera, ya que no pudimos hacerlo en persona. 

Solomillo de ternera con foie y hojaldre de setas,
Torre Maestre Hotel Rural, Villar del Maestre,
Cuenca

Tiramisú casero, Torre Maestre Hotel Rural,
Villar del Maestre, Cuenca

En cuanto al precio, sería correcto para un restaurante independiente, pero quizás algo elevado comparando la oferta y la calidad-precio de otros hoteles similares y con una ubicación más cercana a sitios de interés.

Pudimos descansar toda la noche con un silencio muy placentero. Y después de una buena ducha, bajamos a desayunar a las 10h, habiendo avisado la noche anterior de la hora, ya que no es gusto de nadie tener que estar dos horas esperando al comensal, y menos dejando los productos fuera de la nevera.
Nos esperaba un buffet muy apetecible, la verdad que ¡el desayuno fue fabuloso!, con yogur y mermeladas caseros, croissants y bollería de calidad, embutidos, quesos, frutas, cereales, y zumo de naranja natural. No faltaba de nada. Pero aunque entendemos que el film de los platos servía de protección, quizás tampoco sea un detalle acertado para la correcta presentación del producto.

Buffet desayuno del Torre Maestre Hotel Rural,
Villar del Maestre, Cuenca

Buffet desayuno del Torre Maestre Hotel Rural,
Villar del Maestre, Cuenca


Carlos nos preguntó con ironía si nos habían despertado las ambulancias, ya que aquí no se oye nada. Y si queríamos tostadas que nos trajo sin tardar. En nuestro caso, no pregunto si queríamos huevos, pero tampoco hacía falta con un desayuno tan completo. 

Ya listos para el check-out, el dueño nos indicó la mejor ruta de regreso facilitándonos un plano también. El trato fue cordial y amable en la misma línea hasta el final, pero con carencia de simpatía y sin llegar a crear una conexión real con el cliente. 

En resumen, el hotel es muy bonito, y los clientes podrían sentirse muy a gusto de ser recibidos con más calor humano, y no sentirse como un intruso en casa ajena, porque la amabilidad o educación es algo básico en este mundo dónde la atención al cliente es la actividad principal, pero ofrecer un trato especial y cercano es lo ideal en este tipo de hoteles. 
Si no se siente pasión por un negocio que requiere de tantos esfuerzos y sacrificios, ni el afán constante de agradar en lo posible al huésped ni tan siquiera esmerarse en querer crear una comunicación fluida y de confianza con él, éste no tendrá ganas de volver ya que sabe que en la mayoría de los demás hoteles con encanto, sí encontrará esta calidad humana, y por lo tanto será un dinero bien invertido por su comodidad y la alegría de conocer a personas que merecen la pena y enriquecen su vida. 
Así que según nuestra experiencia, el Torre Maestre Hotel Rural es una buena opción para una noche de relax pero no más.