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sábado, 5 de mayo de 2018

Puente del 1 de mayo en Villahermosa del Río, Castellón

De ruta hacia el interior de la provincia de Castellón, a la bonita población de Villahermosa del Río, a unos 60km de Castellón de la Plana, nos detenemos en L'Alcora para comer en el Cinc Sabors. Esperábamos poder probar sus tapas, pero nos decepciona cuando la camarera, muy amable y sonriente, nos dice que al mediodía sólo hay menú, y eso que es sábado.
Se trata de elegir entre 3 entrantes, 3 segundos y postre o café. El menú es bastante barato por 10,50€/pers., pero hubiéramos preferido pagar más y que fuera algo más elaborado, ya que a pesar de las cantidades, resulta muy sencillo, y no destaca ningún sabor, la fideuá es aún más decepcionante. Lo mejor fue el flan de chocolate blanco de postre, muy suave y bien presentado.
Lástima, seguro que las tapas eran mejores. Otra vez, probaremos en el Ous y Caragols, que ahí seguro que comemos buenas tapas y de elaboración propia.
Crep de setas, Cinc Sabors, L'Alcora

Fideuá estilo Cinc Sabors, L'Alcora

Canelones, L'Alcora
Y después de muchas curvas pero rodeados de un paisaje hermoso de montaña y vegetación, llegamos a Villahermosa del Río.
Para entrar en el pueblo, se puede girar justo en su entrada a la derecha y subir hasta la plaza de la iglesia dónde aparcamos, o se puede ir hasta el final del pueblo y subir por la Ermita de San Antonio, y aparcar delante de la residencia de la tercera edad. Lo malo será para salir del pueblo, hay que recorrer buena parte del pueblo por una calle estrecha.

Nosotros, optamos por la primera entrada, y nos detenemos un momento para admirar la ruinas de la muralla y del castillo de origen mudéjar, el cuál jugó un papel relevante en la guerra de sucesión española a principios del S.XVIII y fue pasto de las llamas en la batalla.
Muralla de Villahermosa del Río, Castellón

Y luego, subimos hasta el mirador de la Muela, una calle un poco empinada pero muy fácil.
Desde el mirador, podemos contemplar el barranco dónde se supone que deberíamos ver el Río Carbó, pero por desgracia por la sequía de los dos últimos años, está muy seco.
Vista del meandro del Río Carbó desde el mirador de la Muela,
Villahermosa del Río

Y del otro lado, nos encontramos ante un paraje incomparable, rodeados por montes que superan los 1500m de altura, como el Peñagolosa, la Sierra de Batalla, Peñagolosilla y la Torre Alta, y Marcén. Desde aquí se inician multitud de rutas de senderismo.
Vista desde el mirador de la Muela,
Villahermosa del Río

Regresamos hacia la iglesia pasando por la calle paralela a la carretera, y podemos admirar la bonita estampa de Villahermosa del Río. Abajo se ve la piscifactoría, se puede visitar.
Villahermosa del Río

Villahermosa del Río

Villahermosa del Río

Llegados a la plaza de nuevo, intentamos visitar la iglesia de Nuestra Señora de la Natividad, pero es la hora de su limpieza interior y no queremos estorbar, así que sólo echamos un pequeño vistazo, y vale la pena, es bonita.

Cogemos el coche para detenernos a la salida del pueblo, en la Ermita de San Antonio del S.XIV. Por desgracia está cerrada, ya que para visitarla se debe pedir permiso al ayuntamiento. Durante su restauración, encontraron unas pinturas del S.XV de gran valor artístico.
Ermita de San Antonio, Villahermosa del Río 

Nos adentramos en coche por el pueblo hasta la plaza de abajo dónde está el ayuntamiento, ubicado en el interior de la antigua lonja.

Ayuntamiento-antigua lonja, Villahermosa del Río

Nuestra visita del pueblo de Villahermosa del Río concluye por hoy. Y nos dirigimos a La Posada del Río Carbó, el que será nuestro alojamiento para estos 4 días.

Para ir a la Posada del Río Carbó, tenemos que seguir por la carretera hasta justo antes del km14, encontramos la señal de La Posada, y Masía roncales, que indica la entrada del camino a la derecha. Se trata de una pista hormigonada bastante corta, y nos encontramos con otra señal de la Posada para girar a la izquierda.
Esta vez, emprendemos un camino de tierra de aproximadamente 1 km de longitud. Hay que ir con cautela ya que es de doble sentido y no hay mucho sitio dónde apartarse, y hay algún tramo un poquito peor, pero despacio, no es nada terrible. Lo único que para coches bajos o deportivos, no es recomendable. Pero no es pedregoso, sólo tiene algunos baches, y un tramo algo más estrechito.

Y llegamos a la Posada del río Carbó, con la sorpresa de encontrarnos delante de una verdadera obra de arte: la ampliación de la masía.
Ampliación de la Masía la Posada del Río Carbón,
Villahermosa del Río
Pedro nos recibe en el parking, muy amable, y explicándonos con humildad, que él mismo está llevando a cabo la ampliación de la masía, que constará de un apartamento familiar, un comedor más amplio, y una parte para ellos, los dueños. Y claro, toma su tiempo acabarlo todo.

La verdad que toda la masía es un edificio único, lleno de arte e imaginación, un lugar con mucho encanto. Y para verla, bajamos por el acceso hasta la entrada principal de la Posada.
Masía La Posada del Río Carbó, Villahermosa del Río 

Masía La Posada del Río Carbó, Villahermosa del Río 

Bajada a la entrada de la Masía
La Posada del Río Carbó,
Villahermosa del Río 
Entramos y nos recibe Teresa acompañada de su cuñado, los dos nos ofrecen un trato familiar agradable. Y qué decir de los dos preciosos y cariñosos perros protagonistas del lugar: Danza y Bambú, que nos guiarán por nuestras rutas de alrededor con mucha inteligencia, preocupación por que no nos perdamos, y haciendo muy amenas las rutas.

La Posada del Río Carbó,Villahermosa del Río

 Y atravesando el comedor, Teresa nos lleva hasta nuestros aposentos, la última disponible de las 4 habitaciones del lugar. Nos toca la del fondo, la habitación dorada. Lástima, me hubiera gustado más la habitación de la Flor, porque es muy bonita con paredes de piedra y bañera. Pero nos conformaremos. Pudimos echar un vistazo a todas las habitaciones, y llevan la misma temática con decoración de figuras de hadas, y el arte y la imaginación de Pedro presente en cada rincón.
La Posada del Río Carbó,Villahermosa del Río

La Posada del Río Carbó,Villahermosa del Río

La Posada del Río Carbó,Villahermosa del Río

La Posada del Río Carbó,Villahermosa del Río

Habitación dorada, La Posada del Río Carbó,
Villahermosa del Río

Habitación dorada, La Posada del Río Carbó,
Villahermosa del Río

Vista desde la habitación dorada, La Posada del Río Carbó,
Villahermosa del Río

Habitación dorada, La Posada del Río Carbó,
Villahermosa del Río

Habitación dorada, La Posada del Río Carbó,
Villahermosa del Río

Habitación dorada, La Posada del Río Carbó,
Villahermosa del Río

Habitación dorada, La Posada del Río Carbó,
Villahermosa del Río

La habitación es espaciosa. Disponemos de armario con estantes, perchero para abrigos, y dos sillas, que nos vendrán bien para dejar las toallas ya que no hay toallero, y se hace un poco difícil él que las toallas puedan secarse bien dentro de la habitación. Nosotros ventilamos, pero siempre se queda algo de humedad en el interior.
El espejo del baño resulta un poco justo y la luz muy tenue como para verse bien. Otro espejo en la habitación sería un plus ya que hay sitio al lado del armario. El enchufe y el interruptor del baño están detrás de la puerta del wc, por lo que es un poquito incómodo. No hay secador de pelo pero no es imprescindible, yo llevo siempre uno de viaje.
Pedro nos indica que tiene que cambiar el grifo de la ducha porque está en mal estado, no se puede bajar la temperatura de 38ºc, pero aunque a veces sale un pelín caliente, nos duchamos bien y con buena presión.
Lo único que quisimos ducharnos la primera noche y no pudimos porque no quedaba agua caliente. Se ve que los demás huéspedes se ducharon y bañaron todos antes, y también se fregaron los platos en cocina, y así se acabó el agua caliente. Así que tuvimos que esperar a la mañana siguiente. Pero no fue nada dramático, aunque deberían resolver ese problema, ya que algunos clientes se han quejado de que no hay agua bastante caliente, y claro si se quiere usar la bañera que tienen las otras habitaciones, queda justito, más si es invierno.
De tamaño, la ducha está bien aunque la cortina molesta un poco porque se pega al cuerpo con el vapor, pero entiendo que no es fácil poner una mampara ahí. Hay un distribuidor de gel en la pared.

La limpieza es muy correcta, aunque hay algunas telas de araña en el techo, y mucho polvo en la luz del techo, también había un poco en el cabezal que tuve que quitar con un trozo de papel, porque al tener alergia a los ácaros, tengo que evitar tener contacto con ellos. Pero al estar la masía ubicada en medio del bosque, también no podemos ser tan exigentes. Yo soy escrupulosa y me pareció que todo estaba muy bien. Ah, no hay televisor pero en un lugar así, ¿quién quiere uno?
La cama es cómoda, con un colchón firme, y sábanas propias de una casa particular, pero con buen olor a suavizante. Como viajo con mi almohada, no puedo opinar sobre las de la masía, sólo que no son de viscolástic.
Por la noche, puede que las luces de emergencia, ahora obligatorias en todos los establecimientos, molesten para quién no usa antifaz, y también la luz del sol al amanecer, ya que sólo hay estores de lamas fuera. Nosotros pusimos ropa ligera encima de las luces, y arreglado.

El silencio nocturno es reconfortante, y estuvimos bastante a gusto, hay una manta gruesa de calidad y muy suave en el armario, así que perfecto para los más frioleros, pero a 19ºc, estábamos muy bien. La última noche, Pedro encendió la calefacción pensando que tendríamos frío, y pasamos mucha calor porque no se puede regular desde el radiador de la habitación ni cerrarlo porque la rueda estaba muy dura y no queríamos llegar a romperla. Como nos sentimos en confianza, se lo comentamos a Pedro para que tuviera constancia, pero la intención fue muy buena.

La verdad que los dueños siempre hacen lo posible para contentar a sus huéspedes. Desean que nos sintamos en nuestra casa. Y nos sentimos como unos amigos invitados a disfrutar de su hogar con mucho gusto.

Nos gustó también mucho poder relajarnos leyendo una revista o libro sobre las excursiones de esta fabulosa comarca, y mantener charlas amenas con Pedro y familia, con el ambiente cálido que da la chimenea. El salón me recordó a la casa del Hobbit en el Señor de los Anillos.
La Posada del Río Carbó,Villahermosa del Río
El desayuno, incluido en el precio, está muy bien, a pesar de que no varía. Pedro nos trae a la mesa un plato con varios compartimentos: salchichón, queso muy bueno y una porción de bizcocho de naranja casero y muy esponjoso, además de una bandeja de pan y tomate triturado con aceite para untar, café, leche, zumo Granini.
La verdad que llena, así que perfecto para las rutas. Pero quizás podrían proponer su delicioso yogur casero, alguna tostada con mermelada, u otro dulce, para cambiar del embutido y del mismo bizcocho. Pero aún así, la verdad que todo estaba muy rico.
Desayuno en la Posada del Río Carbó, Villahermosa del Río

En cuanto a las cenas, nosotros avisamos por mail, días antes de llegar, para que supieran que nos quedaríamos a cenar cada noche, y pudieran prever existencias. Todos los huéspedes nos quedamos, es mucho más agradable que tener que salir y volver tarde, con la pista de tierra y sin iluminación, aunque Puertomingalvo esté relativamente cerca, así como Mosqueruela y Linares de Mora. pero si queremos gozar del lugar y de su paz, es mejor quedarse a cenar también.

El comedor es espacioso y las mesas vestidas de colores alegres, las grandes ventanas con vistas a la sierra le dan mucho encanto, y más cuando la luna aparece más brillante que nunca.
Vista desde la terraza de la Posada del Río Carbó,
 Villahermosa del Río

En cuanto al menú, es impuesto, y en ningún momento nos indicaron los platos ni nos propusieron alternativa, tampoco preguntaron nuestras preferencias o si teníamos alergias. Está claro que lo hubiéramos comentado antes, y al sentirnos en confianza, no había problema para ello. Es más, pedimos que nos cambiaran el bol de fresas que llevaba anís y no le gusta a mi marido, por una manzana, y ningún problema, además estaba muy buena.
Pero sí que tuvimos que preguntar por el plato que nos dejaban ya que no nos lo describían, y nos gusta saber lo que comemos.

El menú consiste en una ensaladita en medio para compartir con queso de cabra y tomates y como variante, el toque del condimento; luego un primero caliente de verduras (gratinado de puerros con queso, judías verdes en salsa, y otra noche crema de verduras), y un segundo con carne a la brasa y verduras (solomillo, lomo, otro fue de pollo en salsa).
Todo riquísimo, muy fresco, y muchos ingredientes de su propia huerta y cosecha, como la miel deliciosa, el postre también casero: fresas, natilla, yogur. El café y las infusiones están incluidas, como los chupitos de licor o crema de orujo, también a voluntad.
El precio es de 20€ por persona sin iva, y puede parecer algo carillo ya que el vino o la cerveza no van incluidos. Por cierto, vino blanco no había, y la botella de vino tinto con etiqueta de la Posada, se vende a 12€. Nosotros cogimos una, pudimos oler el vino y se notaba muy bueno. También venden tarritos de miel.

Lo cierto es que la calidad de los productos es inmejorable, y también entendemos que la masía sólo cuenta con 4 habitaciones, y por lo tanto no es un gran negocio, y de algún sitio tendrán que ganar algo, así que calidad-precio, creo que es razonable. Y bueno, nos atienden muy bien, tanto Pedro como su hijo Luis. Teresa es más discreta, pero es muy amable y cercana también.
Y los perros no entran en el comedor, se quedan fuera o en el salón disfrutando del calor de la chimenea, así que no estorban para nada. Bueno alguna vez, discretamente se acerca Bambú para pedir una caricia o si cae algún trocito de pan de una mano caritativa, es muy listo. Pero ellos comen muy bien también de los restos de las cenas.

Si apetece, se puede pasar un rato relajante en el cenador de la terraza. Y podemos tener la suerte de conocer a Abedul, el bonito gato de la casa que viene en busca de mimos ronroneando. No aceptan mascotas de los clientes, y se entiende ya que con dos perros y un gato, no sería viable. Los perros de la casa son muy tranquilos, sólo se les oyó ladrar un par de veces durante la cena, seguramente porque pasaba algún jabalí cerca. Pero está claro que si a un cliente le da respeto los perros, no le recomiendo ir a la Posada, ya que Bambú se coge mucha confianza en seguida, y como aún sólo tiene 3 años, le gusta mucho jugar y saltar. A nosotros nos encantó poder disfrutar de muchos momentos con Bambú y Danza (su mamá), los echaremos de menos.

También, Pedro siempre está pendiente de darnos información sobre los lugares que queremos visitar o las rutas cercanas. En el comedor, hay una pila de planos de la zona que ha hecho él mismo para que podamos cogerlos y no perdernos. Incluso, saca un mapa para asegurarse de cómo podemos ir a algún pueblo, queríamos ir a Fuentes de Ayódar y no pareció posible desde aquí, y él se aseguró de ello. Sentimos que le importamos, y se agradece mucho.
Incluso en el momento de despedirnos, Teresa y Pedro se mostraron muy cariñosos. Antes de irnos, Teresa nos hace escribir una nota con nuestras impresiones sobre nuestra estancia, en su libro que guarda sólo para ella. Siempre es gratificante recibir buenos comentarios, y ayuda a querer seguir ofreciendo todo lo que pueden.

En muchos sitios falta calidad humana, y en La Posada del Río Carbó, la encontraréis sin duda. Así que os la recomiendo. No hay que esperar lujos, sabemos a dónde vamos, pero es una masía estupenda, en un paraje precioso, con buena comodidad, y buena gente como dueños, y a un precio muy asequible de 255€ con desayuno incluido para 3 noches. ¿Qué más se puede pedir!

A nosotros nos gustaría volver cuando esté terminada la ampliación, creo que será muy bonito y un honor poder alojarse en esta edificación singular, hecha con pasión y mucha dedicación.




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